domingo, 26 de diciembre de 2010

DEMOCRACIA Y DOBLE VERDAD
A PROPÓSITO DE LAS RECIENTES DECLARACIONES DE VIDELA


En la semana pasada en la Argentina se ha recordado -y además enriquecido con nuevos detalles- un hecho que ya se sabía pero que por circunstancias de ocasión se trataba de mantener en el olvido.
Cuando el ex presidente militar Videla enfrentaba su inevitable segunda condena a perpetua por ‘violación a los derechos humanos’, aprovechando la circunstancia que le brindaba la presencia de las cámaras, manifestó en su alegato final aproximadamente lo siguiente. Que en vísperas del golpe de Estado de 1976, cuando gobernaba la viuda del Gral. Perón, tuvo una reunión secreta con el líder del opositor partido Radical, Ricardo Balbín, quien a pesar de que ante el público de ese entonces se manifestaba como el más ferviente defensor del sistema democrático, sin embargo lo alentó en la necesidad de que ante la grave crisis política que en ese entonces se vivía, ‘se decidiera de una buena vez a dar el golpe’ y le agregó antes de retirarse que, si bien ellos públicamente no lo iban a poder apoyar, pues recordemos se trataba de defensores acérrimos de la democracia, iban a allanar el camino para que los hechos se desencadenaran de esa forma.
Por más que los principales líderes del partido radical hayan negado esta entrevista y manifestado su repudio por tales conceptos, nosotros queremos decir que basta tan sólo acudir a la memoria histórica de los hechos de ese entonces para considerar que la misma es sumamente verosímil. Recordemos que a días del golpe de marzo del 76’ la presidenta Isabel Martínez, quien se sentía al borde del colapso debido a las crisis que no podía resolver, ante la inminencia de un desenlace que se venía anunciando por todos los medios, invitó a los principales líderes de la oposición a que se dirigieran al país dando sus soluciones para evitarlo. Y fue justamente Balbín quien, en consonancia con lo que Videla nos dice que sucedió en privado, manifestó su histórica frase. “Me piden que yo dé una solución respecto de lo que habría que hacer. Yo quiero serles sincero a todos: Yo no sé lo que hay que hacer.” Es decir que eso fue justamente el allanamiento del camino al golpe que Videla nos estaba relatando que le había anticipado días antes en privado y que por lo tanto se trató de un hecho cierto haya o no existido tal reunión. Fue luego y gracias a esa luz verde dada por el principal partido de la oposición que a la semana siguiente hubo un golpe de Estado.
Pero este acontecimiento de hacer caer un gobierno constitucional mediante un golpe militar, aclarémoslo ya ahora, no ha sido obra exclusiva de los radicales, sino también del otro partido mayoritario el cual brindó su apoyo explícito a distintos golpes de Estado contra gobiernos que no le eran afines. Tal el caso del mismo Perón cuando respaldó abiertamente a Onganía en su golpe contra el radical Illia en 1966 (antes lo había hecho en 1943 contra el presidente Castillo) y aun en nuestros días, cuando ya las Fuerzas Armadas han perdido protagonismo político, se ha reconocido públicamente que la caída del gobierno radical de De la Rúa en 2001 fue también producida por un golpe efectuado por grupos de amotinados que recibían instrucciones precisas de punteros políticos del partido peronista quienes organizaron los desórdenes callejeros en modo tal de hacerlos incontrolables y determinar así el derrumbe espectacular del gobierno. Esto mismo también aconteció después con los regímenes peronistas que le sucedieron, el de Rodríguez Sáa primero y luego con Duhalde quien tuvo que anticipar su retiro de la presidencia varios meses antes a causa de nuevos motines callejeros. Y aun el actual gobierno nos acaba de denunciar que las fuerzas de la oposición, implicando en ello también al partido radical, están nuevamente utilizando este procedimiento para desestabilizarlo y precipitar su caída.
Todos estos hechos, los que podrían también incrementarse con otros ejemplos, sirven para señalarnos una cosa muy puntual. Que los principales exponentes y pregoneros del sistema democrático en el fondo no creen en el mismo y sostienen lo que podría llamarse como una doctrina de la doble verdad que consiste en lo siguiente. Habría dos tipos de verdades contrapuestas que se pueden formular al mismo tiempo, una de ellas, para uso de las multitudes, que en el fondo es ficticia y ‘no verdadera’ y otra en cambio, la que sí lo es, que se mantiene en silencio o se divulga entre pocos pues difundirla en su crudeza podría llegar, además de herir susceptibilidades, a evitar la realización de esta última. En modo tal que la verdad que no es tal puede servir para que la otra, la que sí lo es, pueda plasmarse realmente sin tropiezos debido a que las multitudes son incapaces de comprender tales matices y trabajar dialécticamente para el triunfo de la misma.
Esto ha acontecido por ejemplo con varios ateos convencidos, tal el caso del francés Maurras en el pasado siglo, para quienes la fe en Dios a través de la estructura religiosa, si bien se trataba de la creencia en algo falso e inexistente, era lo mismo útil para mantener unidas a las personas y evitar así el caos en la sociedad. Pasa exactamente igual con el dogma de la democracia, es decir el dogma por el que se considera que el pueblo está en condiciones de gobernarse a sí mismo a través de los representantes que elige y a los que determina en sus decisiones con sus frecuentes cambios de humores medidos por encuestas y estadísticas. Y esta fe en el soberano, comprendido como entidad divina a la que hay que rendir culto regularmente a través de un periódico ritual de votos dominicales en urnas especialmente organizadas para el cumplimiento de los fines de tal religión, tiene también sus matices y sus desavenencias teológicas.
Al respecto Napoleón Bonaparte, quien fuera un gran defensor de los principios instaurados por la Revolución Francesa, solía decir que el arte de la política democrática consiste en lograr que la multitud a través de las urnas resuelva lo que su élite capacitada ya había decidido un tiempo antes. Es decir que el pueblo a través de su elección cree que decide, pero en verdad ha sido una voluntad más fuerte que la suya la que lo ha hecho antes en modo tal de que él ni siquiera puede darse cuenta de ello.
Ahora bien, aquí el corso nos dejó sin resolver un gran problema. ¿Qué pasa cuando la multitud no elige de acuerdo a lo que ha decidido su élite? O más sencillamente ¿qué pasa cuando elige mal o cuando lo hace en contra de sus mismos intereses y su decisión puede conducirla hacia el mismo colapso?
Este severo inconveniente intentó ser resuelto de dos maneras diferentes. En el primer caso fueron Esteban Echeverría y Juan Bautista Alberdi en nuestro medio quienes plantearon la necesidad de establecer una distinción entre el pueblo racional, es decir aquel que elegía de acuerdo a lo que estaba bien y el irracional que en cambio se manejaba sólo por impulsos e instintos pasajeros. Solamente el primero podía votar y el segundo en cambio debía ser sometido a una educación democrática que con el tiempo lo convirtiera en apto para las urnas. Este concepto rigió hasta más de la mitad del siglo pasado cuando fuera proscripto el peronismo por considerárselo antidemocrático, es decir no racional. Pero como el hilo de separación entre el pueblo racional e irracional terminaba resultando demasiado sutil y los que pertenecían al segundo grupo se resistían a ser considerados como tales en tanto se les enseñaba el dogma de la soberanía popular fue que la democracia se fue haciendo cada vez más universal y omnicomprensiva. Ante esta situación fue que para conservarla ha habido que acudir a la doctrina de la doble verdad. La que consiste en considerar que cuando la 'verdad' del pueblo choca contra la pared de la realidad y éste termina decidiendo en contra de sí mismo, son los mismos pregoneros de la democracia los que terminan convirtiéndose en profundamente antidemocráticos y por lo tanto golpistas. Es decir demuestran así que no creen en ‘la noble Igualdad’ y en los distintos dogmas de la religión inaugurada tras la toma de la Bastilla.
Queremos concluir que esta conducta con el tiempo desemboca en la erosión de la misma religión democrática. No se puede ser hipócrita y mentiroso por mucho tiempo aun si ello se lo hace invocando los más nobles principios. Ya desde el mismo Platón se ha demostrado que no puede vivirse siempre en la mentira es decir con la falta de consonancia entre lo que se piensa y la realidad en tanto que ello conduce necesariamente a la muerte del orden social.
Por contraste a tal conducta debería constituirse una clase política que se diferenciara de la actual en tanto que abiertamente manifestara la imposibilidad y absurdo de un sistema democrático y que la función de gobierno no debe ser llevada a cabo por el pueblo sino por los que saben y se encuentran calificados para ello.

Marcos Ghio
26/12/10

sábado, 18 de diciembre de 2010

EL FORTÍN
Nº56 (Noviembre-Diciembre 2010)
EDITORIAL
EL PUENTE DE LOS TROLOS
Cerrando el año de homenaje al bicentenario
por Marcos Ghio
POR UN FRENTE CRISTIANO-ISLÁMICO
NACIONALES
A propósito de un artículo de El País sobre MaradonaEL FALSO DILEMA ARGENTINO: PRAGMATISMO O PENSAMIENTO MÁGICO
Algo más sobre el debate entre principistas y populistasLA POLÉMICA ENTRE WERMUS Y FEINMAN
EL SUICIDIO DE KIRCHNER (ÚLTIMA PARTE)
REPORTES DE LA AGENCIA KALI-YUGA por Walter Preziosi
RUSIA SE COMPROMETE EN LA GUERRA EN CONTRA DEL FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO
WIKILEAKS Y KALI-YUGA
DOCTRINARIA:
Rostro y máscara del espiritualismo contemporáneo
por Eduard Alcántara

miércoles, 1 de diciembre de 2010

POR UN FRENTE CRISTIANO-ISLÁMICO

La reciente reunión de la Otan en Lisboa el pasado 20/11 ha puesto en claro en manera definitiva lo que ya se venía insinuando en el mundo desde más de 10 años. La guerra entre Estados y naciones ha cedido el lugar ahora a la guerra entre civilizaciones en donde las religiones vuelven a ocupar el lugar prioritario que tenían antes de que la modernidad las sustituyera, a través de su proceso de secularización, por el conflicto entre los intereses prioritariamente económicos y políticos de los diferentes Estados.
La declaración de Roma de 1998 por la que el Vaticano pasó a considerar a los judíos como sus hermanos mayores y al Holocausto como un dogma de fe, representó pues el antecedente del modelo de cristianismo sionista que habría de promover más tarde Bush y sería continuado ahora con Obama para el cual el triunfo de Israel en el Medio Oriente, al que se califica como la avanzada de la democracia en tal región, representaría la señal de que Dios, a través de su pueblo elegido, estaría llevando a la historia por el camino de gloria representado por el triunfo de los grandes principios formulados por la Revolución Francesa.
El Frente cristiano sionista hoy, a través de la aludida reunión de Lisboa, ha constituido un bloque militar y político compuesto por distintas naciones, contando principalmente con el respaldo de los EEUU, Europa, Rusia y a nivel espiritual por la logia instaurada en el Vaticano, la cual en connivencia con lo que a nivel militar el ‘mundo libre’ ha sostenido, considera al Islam como una religión violenta con la cual, salvo en su versión modernizada, no es posible dialogar. A su vez la organización militar Otan en dicho encuentro de Lisboa, con la presencia del líder ruso Medvedyev, ha señalado claramente que tal organismo no es más una línea de defensa que el ‘mundo libre’ ha levantado para combatir al comunismo, sino por el contrario una unión de todos los Estados modernos, sea capitalistas como comunistas, para hacer frente al gran enemigo que amenaza a dicho mundo, es decir al que ellos representan y califican como el ‘terrorismo internacional’. Por lo tanto se trata ahora de la organización militar de las Naciones Unidas estructurada con la finalidad de defenderse de un nuevo peligro mucho más grave y dramático para ellos del que fuera el comunismo. Porque si este último discrepaba solamente respecto de quiénes eran los que debían manejar la economía de la humanidad, si una oligarquía encaramada en un Estado o la simple y milagrosa iniciativa privada, lo que ha dado en llamarse como el terrorismo internacional o fundamentalismo en cambio considera que no es la economía la meta del hombre, ni tampoco la vida el sentido último de la existencia, sino una dimensión superior y metafísica, tal como sostuvieran siempre las grandes religiones desde la Antigüedad.
Pero además el gran cambio acontecido ahora a partir de tal reunión es que de aquí en más el enemigo contra el cual se combate ya no es un determinado Estado o un grupo de éstos, sino una concepción del mundo diferente, una religión distinta y contrapuesta a la sostenida por ellos, una religión de carácter trascendente, opuesta radicalmente al cristianismo sionista, constituido inicialmente como logia en una hermandad entre mayores y menores con la finalidad de instaurar un universo de valores puramente humanos y seculares.
Aquí en el Cono sur del Continente Americano hemos ensayado a partir de ahora un frente antitético del cristiano sionista impuesto desde Washington, Moscú, el Vaticano y Jerusalén. Este nuevo frente agrupa a exponentes sea del catolicismo como del islamismo, aunque -lo anticipamos desde ya ahora- no descarta también a otras religiones que puedan compartir ciertos principios esenciales.
Para nosotros queda en claro que Islam y cristianismo son religiones diferentes fundadas en etnías y valores distintos. Católicos y musulmanes no concebimos a Dios del mismo modo, y en épocas históricas remotas nos hemos enfrentado en distintas guerras religiosas en manera militar. Pero si ya en las antiguas Cruzadas pudieron dialogar representantes de élite de los dos bandos, como los Assassins del lado musulmán y los Templarios del cristiano, concibiendo ambos a la guerra santa como un camino ascético de purificación espiritual; hoy en día frente al verdadero alud de decadencia y destrucción representado por la modernidad motorizada especialmente por el frente cristiano sionista, existen más razones para establecer un diálogo constructivo ante la grave encrucijada en que se encuentra el mundo.
Partimos pues de ciertos valores comunes que es posible sostener sin por ello renunciar a nuestras especificidades religiosas.
1- Consideramos a la dimensión espiritual y metafísica como superior a la material y física que sostiene en cambio el mundo de la decadencia. En función de ello concebimos a esta vida biológica por la que transitamos como un medio en función de algo superior que debe ser conquistado. Esta realidad suprema, cielo o paraíso de acuerdo a las diferentes religiones, sólo está asignada para quienes dan su vida por la Divinidad, cualquiera sea el nombre que ésta posea.
2- Desde tal óptica para nosotros no es la economía el destino del hombre, sino el espíritu, expresado a través de aquellas formas que no han reducido la religión a un mero asistencialismo social, ni a un vacuo y pobre humanismo, tal como acontece con todas las corrientes modernistas presentes en las diferentes manifestaciones religiosas, desde cristianas, islámicas, judías, etc.
3- Consideramos que el Estado debe ser una institución jerárquica y sagrada, superpuesta a la comunidad, concebido como un ente formativo y compuesto por una elite espiritual calificada encargada de formar al hombre convirtiéndolo en persona y a la simple masa en pueblo. De allí nuestro absoluto antagonismo respecto de la democracia moderna que funda la soberanía en la masa anónima y votante. Para nosotros ésta emana de Dios y el Estado es un organismo pontifical de carácter sagrado alcanzando su dimensión más elevada en las figuras del Imperio o el Califato.
4- Repudiamos las diferentes formas que ha asumido la modernidad en sus expresiones sociales. Estamos en contra del consumismo desaforado, del capitalismo financiero que ha priorizado la especulación sobre el trabajo así como la fiebre de consumo impuesta a la población a fin de vaciarla espiritualmente y que ha dado como resultado además la destrucción de nuestra naturaleza. Y finalmente posee un especial capítulo nuestro rechazo absoluto por el sexismo desenfrenado en que ha caído el occidente degradado por el cual se ha desnudado públicamente a la mujer tratando así de convertir al hombre en un sujeto pasivo de libido a fin de que los grandes poderes del planeta puedan gobernarlo a su antojo explotando aquellas debilidades que le han sido producidas ex profeso. Ante ello nuestra plena simpatía hacia el velo islámico, hacia el retorno de la mujer al hogar, entregada principalmente a la crianza y a la familia y alejándola del mundo del trabajo, aceptándose su participación en el mismo solamente en caso de de talento.
5- Nuestra simpatía más plena hacia aquellos movimientos desarrollados en los diferentes espacios geográficos empeñados en la destrucción de esta gran anomalía que es el mundo moderno a fin de restablecer una humanidad normal para la cual la verdad no sea igual a la cantidad y la vida biológica y material no sea la meta última de la existencia, sino la conquista de la inmortalidad.
Este frente es de carácter ecuménico, pero en sentido diametralmente opuesto al del modernismo instaurado a través del Concilio Vaticano II. Nuestra unión es metafísica y espiritual y no social y política como lo sostenido por dicho evento. No bregamos por la paz de este mundo moderno en connivencia con lo sostenido por otro organismo similar, las Naciones Unidas, sino por la instauración de principios y valores espirituales trascendentes, tales como los que existieran siempre en cualquier humanidad normal antes de que la anomalía moderna instaurada por la Revolución Francesa en el mundo los subvirtiera.
Queda abierto pues un espacio para todas las demás religiones tradicionales que quieran sumarse a esta iniciativa, sean éstas el budismo, el brahamanismo, el cristianismo ortodoxo y aun el mismo judaísmo siempre y cuando, como en los otros casos, se aparte de la desviación moderna acontecida en su seno especialmente a partir del sionismo. Nuestra simpatía pues hacia aquellos movimientos judíos antisionistas que se han desarrollado en distintas partes del planeta y que han sido capaces de enseñarnos la diferencia abismal que existe entre su tradición y la aberración sionista.
Y con respecto a aquellos católicos reacios en hacer un frente con sectores tradicionales del Islam en obtusa obediencia respecto del Vaticano, queremos recordarles que no siempre tal institución ha sido una estrecha aliada del modernismo sionista. Aun en el siglo XVI el papado fue capaz de unirse con el sultán turco en una alianza política y militar. Pero la gran diferencia entre aquella época y la actual fue que en ese entonces la misma se desarrolló en contra del emperador cristiano, romano-germánico, ahora en cambio la gran ventaja es que nuestro enemigo común es el mundo moderno.

Marcos Ghio, Mahdi Al Afghani, Julián Ramírez
fcrisil@yahoo.com.ar

viernes, 19 de noviembre de 2010

sábado, 30 de octubre de 2010

EL SUICIDIO DE KIRCHNER (ÚLTIMA PARTE)


Quedó claro para nosotros que se trató de un suicidio, o al menos de una muerte inducida respecto de la cual mucho se sabía con anticipación. El paciente, que había tenido varios cuadros críticos, no seguía puntualmente con ninguna de las indicaciones médicas que se le hicieran y es indubitable que a través de ello buscaba la propia muerte. Nosotros hemos sido los primeros si no los únicos en anticipar este trágico final en tres artículos sucesivos publicados entre el 2003, año en el que asumiera el gobierno, y el 2008 cuando comenzara el colapso de su estrella tras la crisis con el campo (1), (2) y (3). Aplicamos en tales notas un procedimiento no convencional de análisis político que sería largo repetir aquí por lo que remitimos a los interesados a las mismas. Ahora lo que queremos explicar son en cambio las razones de esta situación, es decir qué fue lo que condujo a este final. Para ello acudiremos a dos disciplinas subsidiarias de la metafísica como la ciencia política y la psicología. Empezando por lo primero debemos decir que hoy en día la política moderna, a diferencia de lo que sucediera siempre en épocas normales, se basa no en los principios sino en el terreno de la eficacia y la oportunidad. Una teoría o un político interesan no tanto por el valor de verdad que tengan, sino por el éxito o los votos que hayan obtenido. La frase de ese general devenido en político de que ‘la realidad es la única verdad’ grafica perfectamente lo que es la política moderna. En realidad no interesa aquí tanto si una cosa es verdadera, si beneficia o no a las personas, sino si ha logrado imponerse y triunfar, lo cual en un terreno democrático como el actual significan votos y triunfo en las urnas. Y al respecto digamos que deben ser hombres muy menores y carentes de una auténtica dimensión espiritual los que acepten hacer política en estas condiciones en donde la verdad y los principios queden subordinados al éxito. Hombres en los cuales, ante la falta de certezas interiores, necesiten confirmaciones externas y que vivan pendientes de la adquisición de algo ajeno a ellos mismos que los pueda completar. El político moderno, como forma paradigmática de esta era de decadencia, es un ser que precisa llenar su yo interior con la búsqueda incesante de bienes externos que pueden ser tanto cosas materiales como también los relativos al prestigio que le otorguen las adhesiones de los otros. Y hay por lo tanto, en función de estas dos prioridades, dos tipos de líderes modernos. Por un lado se encuentran aquellos que buscan a través de la política satisfacer sus apetitos de bienes y los que en cambio dan prioridad a la satisfacción que les produce el logro del consentimiento ajeno. El peronismo, que ha sido justamente la mejor y más paradigmática manera como se ha manifestado entre nosotros la política moderna, nos ha dado a esos dos tipos de líderes que se han diferenciado justamente por la prioridad que le han otorgado a cada una de estas dos cosas. Y estos han sido Menem y Kirchner, pudiendo entrar con la descripción de los mismos de lleno en una esfera psicológica.
Con respecto al primero de ellos, alguien cuando lo describió manifestó con razón que se destacaba especialmente por ser una persona que carecía totalmente del defecto de la timidez. Es decir que en realidad al mismo le interesaba ser exitoso no tanto para consolidar el propio yo, sino para adquirir aquellos bienes necesarios para colmar su vacío interior. Es decir que para Menem el consentimiento ajeno no era el fin, sino simplemente un medio para alcanzar otras cosas. Por ello el mismo, si bien no ha tenido el vicio de la timidez, se ha destacado en cambio por una personalidad voluptuosa encaminada hacia la búsqueda siempre mayor de placeres habitualmente relacionados con una sexualidad desenfrenada (1). Pasó exactamente al revés con Kirchner, a este último por supuesto que le interesaron también los bienes materiales, pero los acumuló en función de un fin ulterior diferente del de su predecesor que ha sido la búsqueda del consentimiento y confirmación ajena. Si Menem ha sido un hombre público que ha podido siempre prescindir de lo que los otros decían de él, no ha pasado lo mismo con Kirchner, al que se podría sin más calificar desde tal perspectiva como un tímido. Y esto se lo vio justamente en la decisión por la cual resolviera elegirla a su esposa como su sucesora en el cargo a pesar de que podía perfectamente haberse hecho reelegir, pero, como había escuchado desde varios sectores que en realidad era ella la que dirigía el país entre bastidores, quiso revertir tal situación mostrándose así él como el verdadero jefe de Estado. Y en tal sentido hay que reconocer que tuvo éxito pues fue justamente luego de que su esposa fuera elegida presidente que empezó a ser concebido como el verdadero gobernante.
Esta misma situación es la que se ha producido ahora con su suicidio y con su antecedente real cual fuera la derrota que tuviera con el campo en el famoso conflicto por las retenciones. Se supo que al haber perdido la pulseada planteó hace dos años la renuncia al gobierno. Argumentó que podía repetir una misma circunstancia como la de Perón que fue expulsado del poder con el 30% del consentimiento de la población y que luego, debido a los fracasos de la oposición, pudo volver y triunfar con el 70%. Insistió en tal oportunidad que el desgaste de sus enemigos era mucho mayor que en la época del general que regresó al poder luego de casi 20 años de exilio; él consideraba que su retorno tras el fracaso de la oposición iba a ser en menos de tres años. Sin embargo las cosas le salieron mal porque su esposa Cristina se le plantó y por primera vez no aceptó seguir sus indicaciones.
Se supo luego que dos días antes de su muerte recibió un informe confidencial que le decía que su derrota electoral era ya ahora irreversible y que hasta podía llegar a dudarse de que pasara a la segunda vuelta. En la soledad de El Calafate pergeñó pues su última estratagema. Un Kirchner muerto haría crecer su popularidad del 30 hasta más del 50. Muchos que no lo votaron lo llorarían en su velatorio y Cristina llegaría a ganar las elecciones.
Desde ya que esto último no va a ser así y el desgaste del régimen va a ser mucho mayor puesto que esta vez se va a repetir y en forma multiplicada la experiencia de la viuda de Perón en el poder. Aunque ahora no va a ser con un solo López Rega, sino que una docena de ellos pateará cada uno por su lado. Pero esto lo dejaremos para otra oportunidad. Simplemente digamos que no se resolverá la crisis argentina ni de otro país simplemente con la salida de un Kirchner de la escena política, sino que lo que se debe terminar es esa gran anomalía que es el mundo moderno (2).

(1) Menem se ha jactado como un verdadero mérito el de ser un mujeriego. Tiene como su correlato internacional a otro líder europeo como Berlusconi, que es la versión italiana del primero. Paradojalmente y como un signo de algo verdaderamente grotesco que habría que analizar en una nota ulterior, el mismo día en que moría Kirchner en Italia comenzaba a estallar el escándalo conocido como el Rubygate o también del Dunga Dunga. Compulsivo putañero, Berlusconi esta vez se pasó de la raya. Una de sus odaliscas preferidas, la marroquí Ruby, cayó presa por ladrona y Berlusca en persona llamó a la comisaría para que la liberaran alegando que se trataba de la sobrina del premier egipcio Mubarak. Es decir, además de todo, un papelón internacional. A esto se le suma que la aludida aun no tiene los 18 años que cumplirá pasado mañana. Por lo cual en dos días la sociedad italiana se enterará de cosas trascendentes tales cómo es el famoso Dunga Dunga que la pulposa joven practicaba con el premier. Tal como vemos tampoco se trata aquí de una persona tímida.

(2) Esta tendencia hacia la timidez compulsiva, consistente en un interés enfermizo respecto de la opinión y aprobación ajena, puede servir también para explicar aquí las causas del verdadero fanatismo manifestado por Kirchner en la persecución hacia los militares que participaron de la guerra contra la subversión. Él ha querido de esta manera compensar su conducta asumida durante la época de la pasada dictadura, respecto de la cual si no alcanzó a ser abiertamente un colaborador, se destacó en cambio por una persona que se mantuvo ajena a la lucha en su contra e incluso se benefició con sus políticas económicas. Persiguiendo ahora a los militares quiso así compensar ante su conciencia y la de los otros sus anteriores omisiones.

Marcos Ghio
30/10/10

lunes, 25 de octubre de 2010

Algo más sobre el debate entre principistas y populistas
LA POLÉMICA ENTRE WERMUS Y FEINMAN


Nosotros queremos continuar acá con el contenido desarrollado en otra nota aparecida en el último número de El Fortín en la cual sosteníamos que la sociedad argentina está hoy en día obligada a participar de un debate mediático entre las tendencias en la que se ha dividido tradicionalmente la extrema izquierda, sea stalinista como trotskysta, respecto de la manera cómo es conveniente realizar la revolución bolchevique en la cual todos los participantes del mismo creen por igual con una fe ciega en tanto que la misma representaría el producto fatal de la lucha de clases, es decir el motor implícito y marxista de la historia. Y decíamos en esa nota que la izquierda seguía dividida como hace más de 50 años entre principistas y populistas, es decir entre aquellos que, abrazados de los principios que sustentan fanáticamente, pretenden corregir la realidad, en tanto no alcanzaría a ser racional y marxista como ellos, y los otros que en cambio sostendrían lo contrario, que son los intelectuales de tal ideología los que deben aprender de la realidad tratando de percibir las vetas marxistas que se desprenden de los hechos. Esto mismo se ha agudizado en estos días a partir del trágico acontecimiento de lucha gremial que terminara con la vida de un joven trotskista militante de una de sus ramas, denominada el Partido Obrero y cuyo líder y fundador es Saúl Wermus, más conocido en nuestro medio como Jorge Altamira. Respecto de esta discontinuidad existente entre pseudónimo y nombre real hablaremos luego
Acá en verdad lo que nos interesa primeramente es el debate que se ha suscitado entre el aludido, representante como tal de los principistas y su coetáneo, habitual columnista del matutino pro-kirchnerista Página 12, el filósofo José Pablo Feinman, como exponente del populismo, asumiendo ambos las dos posturas antes aludidas y contrapuestas que contrastan en el seno de nuestra izquierda. Todo se ha originado porque Wermus, en una arenga lanzada en la misma Plaza de Mayo, ha acusado del crimen de su afiliado al mismo gobierno de Cristina Kirchner al que ha calificado como defensor del capitalismo y burgués. Feinman en cambio, en tanto exponente del marxismo populista, lo critica a Wermus por su cerrazón ideológica y por no querer ser político, es decir en ser incapaz de percibir las diferencias de matices, para él esenciales, que pueden haber existido entre el régimen de un Menem y el de los Kirchner, ya que en este último aparecen vetas progresistas y bolcheviques que habría que ser capaces de explotar y nos recuerda la actuación similar del trotskismo del Erp en la época de Cámpora y de Perón quienes por sus acciones turbulentas e intempestivas en contra de tales gobiernos terminaron arruinando lo positivo y progresista que en éstos había dando así excusas a la derecha para luego tomar el poder. En fin, tal como vemos principistas y populistas del marxismo leninismo, si bien comparten lo esencial del mensaje, contrastarán de por vida respecto de la praxis a implementar y dudamos de que alguna vez lleguen a ponerse de acuerdo.
Ahora bien, respecto de esta interminable polémica que a nuestro entender no tiene solución y lo único lamentable es que, tal como decíamos en la otra nota, ha salido de la esfera privada de las capillas bolcheviques para hacerse pública a través de los grandes medios de prensa que les prestan sus espacios con tanta generosidad, nosotros queremos decir un par de cosas. Que si bien estamos en las antípodas del pensamiento de ambos nos resulta en cambio más simpática la postura de Feinman, un judío que no esconde su apellido y por lo tanto da la cara, de la de Wermus, que en cambio tiene que ocultarse detrás del hispánico y de alcurnia Altamira. Quiero decir que me siento verdaderamente discriminado por tal decisión que indudablemente no tiene este único ejemplo notorio sino que hay otros en medios públicos, sea periodísticos como farandulescos, tales como los sonados casos de Romay, Viale, Perina, etc. Me pregunto: ¿por qué se nos tiene que considerar de tan escaso nivel intelectual en modo tal de pensar que descalificaríamos a alguien por el apellido y no por la ideología o los principios que sustenta? ¿No es ésta una forma de ser discriminados al reputársenos como poco inteligentes y prejuiciosos? Porque al parecer hay algunos que consideran, como el caso aquí aludido, que una persona no se afiliaría nunca a un partido capitaneado por Saúl Wermus y sí en cambio a uno que lo dirige el más paquete e hispánico Jorge Altamira. Y lo que me ha resultado en su momento más insólito ha sido también que el aludido haya llegado a ser legislador ignorando al respecto (y quizás alguien pueda ayudarme) si juró con ese nombre o con su pseudónimo cuando asumió, pues en el último caso tal acto carecería de valor.
Pero también las sutilezas pueden seguir incrementándose. Llama poderosamente la atención que la muerte de un militante del partido de Wermus haya acontecido a los pocos días de que ese nucleamiento trotskista haya llenado las calles de Buenos Aires con carteles que, ante el veto presidencial a la ley que establecía el 82% en las jubilaciones, invitaban a efectuar movilizaciones como las que acontecen con tanta violencia en Francia por el mismo tema. Y que también este hecho haya acontecido luego de que el gremialismo peronista prestó su pleno consentimiento a la candidatura de Kirchner. Para los cazadores de sutilezas podría recordarse también que uno de los hermanos de Saúl Wermus, de nombre Ismael, es a su vez uno de los principales articulistas del matutino Clarín, hoy confrontado con el gobierno y que como éste también utiliza un pseudónimo hispánico, Bermúdez. Pero se puede ir más lejos todavía, un tercer hermano de los aludidos, Felipe Wermus, es en la actualidad el esposo de una de las principales dirigentes del Partido del Trabajo de Lula, la adinerada Marta Suplici, y es reputado como uno de sus principales ideólogos que actúan entre bastidores debido a su origen argentino. Es abiertamente trotskista como Saúl, pero a diferencia de éste, debido a que vivió muchos años en París, utiliza el pseudónimo francés Luis Favre. Se sabe que Lula encabeza un bloque junto a los presidentes de Perú y Chile de presidentes progresistas pero racionales, en contraste con los populistas Chávez, Correa y Kirchner. En pocas palabras nos preguntamos ¿qué tendrá de malo llamarse Wermus? O también ¿estos debates distractivos a los que se nos quiere someter y aburrir no tendrán la finalidad de ocultarnos otros hechos más importantes?

Marcos Ghio
25/10/10

domingo, 17 de octubre de 2010

A propósito de un artículo de El País sobre Maradona
EL FALSO DILEMA ARGENTINO: PRAGMATISMO O PENSAMIENTO MÁGICO


Días pasados el diario El País de Madrid publicó una nota que diera vuelta por diferentes redacciones de periódicos argentinos respecto de la figura de Maradona comprendida como metáfora (en realidad lo más apropiado hubiera sido decir símbolo) de la Argentina actual y decadente. La misma estaba firmada por el español Carlín y el argentino Pierini y ponía el acento, a través del análisis de las recientes actuaciones deportivas y verborrágicas del famoso futbolista devenido en técnico, en ciertas características que serían también propias de nuestro país; en primer término en lo que siempre se ha calificado como la viveza criolla, es decir esa tendencia a no querer trabajar, a querer vivir de la zoncera ajena con independencia de cualquier valor moral superior. Lo cual a su vez se expresaría en una especie de pensamiento mágico y facilista por el que se considera que se resolverían las cosas sin esfuerzo alguno, de la misma manera con que uno puede hacerse rico y famoso estafando a los demás, tal como hiciera el aludido futbolista cuando produjera un importante gol con la mano. A su vez esta característica propia del argentino sería también lo que explicaría esa constante histórica expresada a través del peronismo el cual, en tanto manifestación política de la viveza criolla, sería también la causa de nuestra decadencia, la que explicaría además el fenómeno actual de los Kirchner los que, justamente por ser fieles a tal movimiento, se encontrarían más cercanos a demagogos inescrupulosos como Chávez que ‘a políticos serios y pragmáticos como Lula o Mugica’.
Dejando para otra ocasión lo relativo al fenómeno de los Kirchner respecto del cual nos hemos ya explayado vastamente en otras oportunidades, no pudiendo quedar duda alguna de nuestro absoluto rechazo hacia los mismos, no podemos menos que objetar el planteamiento esencial de la nota aludida que tal como era de esperar ha despertado el entusiasmo acentuado de los políticos que en manada hoy están a la espera de ser los próximos sustitutos del matrimonio presidencial en colapso.
Acá podríamos decir que una de las señales principales de que vivimos en decadencia es el hecho de que se repiten cíclicamente en la política los mismos fenómenos, incluso hasta con los mismos protagonistas y consignas, a pesar de que la población haya varias veces expresado su hartazgo llegando a sustentar la famosa consigna de ‘que se vayan todos’.
No es de extrañar entonces que hoy en día hasta con los mismos términos estemos repitiendo situaciones parecidas a las que se produjeran por ejemplo en 1989 cuando, luego de un período al que se calificara también de mágico e ideologista, como el de Alfonsín, se preparaba para suplantarlo la alternativa de los ‘pragmáticos’ pertenecientes a los dos partidos alternantes y reiterativos de la decadencia, en este caso Angeloz y Menem, que competían por mostrarse como adeptos por igual a tal postura e incluso compitiendo en mostrarnos cuál de los dos lo era más. Y al respecto, más allá de la profunda degradación que representara la era menemista, podemos decir algunas cosas esenciales. La primera de ellas es que no es verdad como dicen los articulistas que el pragmatismo sea sinónimo de seriedad. La segunda es que de ninguna manera es una alternativa a la viveza como ellos creen, sino por el contrario una de sus tantas manifestaciones. La tercera es que tampoco es cierto que sea la alternativa al peronismo. Y ello no solamente porque Menem fue un pragmático, tal como él lo manifestó, sino principalmente el fundador de tal movimiento que supo varias veces con su famosa teoría de los anticuerpos en política virar de acuerdo a las conveniencias sea a la izquierda como a la derecha, sin preocuparse en manera alguna por los principios o los ‘ideologismos’.
Aclaremos lo esencial del pragmatismo. Recibe tal nombre la filosofía creada en los Estados Unidos por William James para la cual el valor de verdad de una teoría está representado por el éxito que la misma haya alcanzado. Y como nos hallamos en un medio materialista como el norteamericano, tal éxito solamente puede medirse en función de economía y triunfo en el mundo de los negocios. Y al respecto habría que preguntarle al aludido periódico El País, que pareciera olvidar la profunda crisis que se vive en su suelo, ¿qué importancia puede tener que una filosofía pragmática y capitalista haya producido el aumento del producto bruto de un país si su correlato es justamente el de una masa embrutecida que lo único que puede hacer es vibrar con los ritmos de músicas sincopadas o llenarse los cerebros con los contenidos educativos de nuestra televisión pública y privada? Si a lo mejor el peronista Kirchner no es un pragmático porque se le ha ocurrido ponerse a toda la prensa ‘seria’ (y pragmática) en contra, sí lo era en cambio el peronista Menem que decía que teníamos que estar en relaciones carnales con los EEUU porque le habían ganado la guerra a los rusos (1).
Lo decimos una vez más: de la viveza criolla solamente se sale superando las dos alternativas modernas que se nos han impuesto para acentuar nuestra decadencia y conducirnos al abismo, sea las mágicas como las pragmáticas que pretenden un mundo fundado en valores materiales.



(1) Menem triunfó en las elecciones justamente por ser más pragmático que su rival. Así pues, luego de haber prometido que iba a recuperar con sangre las Malvinas y haberse granjeado así el apoyo de nacionalistas ingenuos como Seineldín, cuando llegó al poder estableció relaciones carnales con el usurpador llegando incluso a firmar el tratado de Madrid por el que Gran Bretaña supervisaba nuestro potencial militar para evitarnos futuras aventuras bélicas. En clara expresión de su pragmatismo hizo famosa esta frase en respuesta a su rival Angeloz quien perdió por no serlo tanto. “Si yo hubiera dicho como vos lo que iba a hacer perdía las elecciones”.

Marcos Ghio
17/10/10

jueves, 14 de octubre de 2010

EL FORTÍN Nº 55 (Septiembre-Octubre 2010)

EDITORIAL

LA LEY DE MEDIOS Y LA PELEA ENTRE IZQUIERDAS

por Marcos Ghio

Las épocas terminales se caracterizan por la confusión de los conceptos y principalmente por formular falsas disyuntivas con las cuales se querría comprometer a las personas. Tal es lo que sucede en estos momentos con la propuesta de ley de medios implementada por el actual gobierno de los Kirchner y con las pretendidas réplicas a la misma formuladas por los diferentes periódicos, entre los cuales se destacan especialmente los dos principales, Clarín y La Nación. (SIGUE)

LA CLAVA
(Columna de combate doctrinario)

A PROPÓSITO DE UN REPORTAJE A ALAIN DE BENOIST
LA POLÍTICA EVOLIANA COMO ARTE DE LO NECESARIO

CONTENIDOS VARIOS

por Walter Preziosi y Marcos Ghio

A propósito de una nota del periodista Juan Gelman en Página 12

LA NOSTALGIA DE LOS BOLCHEVIQUES

LA GUERRA DE CIVILIZACIONES QUE ESTALLÓ UN 11S

FIDEL CASTRO RUZ, UN POLÍTICO FUNCIONAL A NORTEAMÉRICA

LA VERDADERA CAÍDA DEL COMUNISMO
DE MONTMATRE A CHERNOBIL



A PROPÓSITO DEL RECIENTE ESTRENO DE VINCERE
LA GRAN METAMORFOSIS DE MUSSOLINI

HIROSHIMA Y AFGANISTÁN

OBAMA Y OTELO


DOCTRINARIA:

OPCIONES METAFÍSICAS DE LA TRADICIÓN

por Eduard Alcántara

domingo, 19 de septiembre de 2010

A propósito de una nota del periodista Juan Gelman en Página 12
LA NOSTALGIA DE LOS BOLCHEVIQUES



No hay duda alguna de que el 11S y la consecuente aparición en escena del fundamentalismo islámico como fuerza alternativa al capitalismo occidental, vencedor de la guerra fría, ha creado en más de un bolchevique consuetudinario un estado de severa crisis y desazón.
Acostumbrados como estaban a hacernos creer que el comunismo era la antítesis del capitalismo, no se han cansado de hacernos creer que en 1989 el muro del Berlín se cayó sólo formalmente y que Rusia y China se habrían en cambio travestido de capitalistas con la finalidad oculta de poder golpear mejor a su gran enemigo los EEUU simulando haberse hecho ellos también de su misma ideología para poder derrotarlo así con sus mismas armas.
¿Pero cómo explicar dentro de tal contexto el fenómeno de Al Qaeda y de los atentados del 11S? Para los bolcheviques, para quienes no existe enemigo posible del sistema capitalista que no sean ellos mismos, la explicación del hecho sólo es atribuible a un hábil montaje de la CIA la cual del mismo modo que se autoatentó para justificar una invasión del Asia Central, no estaría en realidad perdiendo la guerra en Afganistán, Irak, Somalia y Pakistán, sino en cambio ¡oh sorpresa! la estaría ganando. En realidad de acuerdo a la lógica de Chomsky, Fidel Castro y ahora también Juan Gelman en su nota del día de hoy en Página 12 (La guerra inflada), Al Qaeda en realidad no existiría, en tanto que serían apenas unos 50 militantes, posiblemente antes eran 70, pero se les murieron 20 en las Torres Gemelas, los talibanes del mismo modo que en el caso anterior serían inventados. Serían en realidad agentes de ellos como lo fueran antes en la guerra contra los rusos y ahora los seguirían obedeciendo simulando ganar la guerra ‘un poco’ para así justificar más presencia de fuerzas norteamericanas en el Asia, así como se hiciera antes con el estallido de las Torres. Es decir que de acuerdo a Gelman, Obama infla la guerra a propósito, da cifras falsas así puede mandar más soldados a Afganistán y para ello cuenta con la extraordinaria ayuda de los talibanes a los que a propósito les deja ganar un poquitito. ¿Y para qué todo ello? Pues bien, de acuerdo a la lógica bolchevique, esta estratagema maquiavélica tendría un destinatario seguro: sería para atacar a Rusia, o a ‘Eurasia’ empezando primero por Irán el gran aliado de la Rusia de Putin, para después terminar con éste. Es decir que de acuerdo a los bolcheviques Al Qaeda y los talibanes habrían sido inventados por los norteamericanos para controlar el mundo entero a fin de hallar ‘excusas’ para poder invadirlo y poder derrotar de una vez por todas al comunismo travestido de capitalismo. Es pues una guerra astuta entre enemigos que se han camuflado en sus fines.
Pero lo que no nos pueden explicar los nostálgicos bolcheviques, a los cuales se les han asociado fascistas de izquierda y sionistas travestidos de antiyanquis, es por qué curiosamente coinciden con la CIA en querer reducir a la nada a la única organización que los está derrotando realmente.
Así pues en tanto Al Qaeda no serían más de 50 hombres para Gelman lo de Somalia no sería nada, sino que se trataría de un nuevo invento, a pesar de que la organización de Bin Laden ya esté luchando en las calles de Mogadiscio, por supuesto que nada tampoco respecto del Magreb y de la guerra que estallara anteayer entre Al Qaeda y el gobierno títere de Mauritania. Sería una vez más todo un invento y por lo tanto, de la misma manera que la prensa occidental, el cronista bolchevique hace un silencio aparatoso respecto de todo lo sucedido. Por supuesto que nada tampoco respecto de las 290 acciones de guerra que el movimiento talibán en alianza estrecha con la organización de Bin Laden efectuara tan sólo en el día de ayer para lograr interferir con el proceso electoral organizado por Obama en tal país. Y por supuesto que nada tampoco, y dando cada vez más cabida a la desinformación, respecto a que Rusia y China hoy se han aliado con los norteamericanos y la Otan para hacer frente al fundamentalismo islámico que tienen en el seno mismo de sus países. Rusia en el Norte del Cáucaso y China en el Turquestán del Este. La reciente reunión de la CSO de la que participaran ambas naciones manifestó expresamente que el principal enemigo que hoy tienen no es Norteamérica sino… el ‘terrorismo internacional’, es decir el mismo enemigo que hoy tienen los EEUU.
Pero hay una razón complementaria por la cual el ex montonero marxista Gelman, habitual columnista del matutino hoy kirchnerista Página 12, concuerda con los EEUU en su condena del fundamentalismo islámico. Dicha vertiente, a diferencia del marxismo y del capitalismo liberal, está en contra del Estado laico y sostiene en cambio el carácter sagrado de la función política, considera que la meta de la vida del hombre no se encuentra en la inmanencia expresada por la libido sexual y por el materialismo económico, como en manera común opinan marxistas y capitalistas, sino en la trascendencia alcanzada a través de la vía heroica de la jihad. Por ello resultan comprensibles sus ataques compartidos con la CIA. Tal como dijera Heidegger, comunismo y capitalismo son metafísicamente iguales.

Walter Preziosi
19/09/10

jueves, 9 de septiembre de 2010

LA GUERRA DE CIVILIZACIONES QUE ESTALLÓ UN 11S


En estos días y en los que se acercan varios temas concurrentes conmoverán a la opinión pública mundial. Se aproxima una fecha de significativa importancia que merece una serie de interpretaciones. Si lo juzgáramos desde el punto de vista moral el 11S del 2001 fue un hecho repudiable porque murieron intempestivamente unas 3000 personas y eso está muy mal como son malas todas aquellas guerras en las cuales mueren civiles que no se encuentran en el frente de batalla, como fue malo Hiroschima, como hoy lo es también Falluja en Irak en donde, a causa de las bombas de fósforo blanco enriquecido con uranio que lanzaran los norteamericanos, nacen niños malformados. Y como también sucede con los recién nacidos en el valle Afgano de Kunduz, y como todas esas inútiles masacres que conlleva esta guerra interminable. Guerra de la cual los medios no hablan habitualmente pues, a diferencia de las otras, se trataría de una ‘misión humanitaria’ para liberar a las mujeres de una opresión milenaria o para combatir al ‘terrorismo internacional’ por lo que no adquiere la categoría de las guerras convencionales entre naciones enfrentadas.
Pero nosotros el análisis lo queremos hacer desde un punto de vista político y no moral. Juzgamos pues los hechos y, tal como diría Karl Schmitt, la lucha antagonística entre amigo y enemigo, esa lucha irreversible que se ha dado en combatir independientemente de que nos guste o no. Dos bandos se han perfilado a partir de tal fecha en una guerra que podemos definir sin más como de civilizaciones y que ya lleva nueve años de existencia y que tiene visos de prolongarse mucho más en el tiempo. Pero acá, ya que hemos acudido a un concepto bastante trillado, queremos corregir en el uso del mismo al politólogo yanqui Samuel Huntington el cual, siguiéndolo a Spengler y a Toynbee, equipara tal guerra con un conflicto entre naciones, entre la nación islámica representante del Oriente contra la nación cristiana representante del Occidente. Y esto, lo hemos dicho hasta el cansancio, es una falacia absoluta ya que ni Al Qaeda o los talibanes se singularizan meramente por ser islámicos, ni tampoco Obama, o Zapatero, o Sarkozy por ser en cambio cristianos. Acá es en vez una lucha entre dos concepciones del mundo contrapuestas, lucha en la cual pueden participar de los dos bandos sea cristianos como musulmanes o budistas. Se trata de un proceso, el de la modernización, del cual las religiones no han permanecido ajenas, y la nuestra, la católica, en especial a partir del último Concilio en donde el papado, y tal lo demostrara con nosotros en la guerra de Malvinas, se encuadra abiertamente del lado del mundo moderno, el de la vida y el de la paz a cualquier precio aunque la misma signifique la pérdida del honor, siempre y cuando quede en pié nuestro pellejo.
En dicha guerra -y esto es lo que la distingue de otras- el antagonismo que existe es entre principios, en cambio en la guerra de naciones lo que contrastan son intereses, y los que allí luchan lo hacen en función de un mismo principio, consistente en un apetito de dominio de bienes materiales principalmente económicos o el mero despliegue de una voluntad de potencia. Con la modernidad, a diferencia de otras épocas, las guerras comenzaron a ser por meros intereses, la última guerra en la que se combatió por principios fue la Primera Guerra Mundial, la Segunda en cambio comenzó siendo por intereses y por conquista de espacios vitales para irse convirtiendo, finalizando casi la contienda, en una lucha entre concepciones del mundo simbolizada como democracia contra fascismo. En la guerra fría el conflicto fue abiertamente por intereses y se lo vio diáfanamente a través de su conclusión en tanto Rusia y Norteamérica luchaban por un mero dominio espacial y material del planeta. Ambos eran materialismos que disputaban para ver cuál de los dos era el más poderoso. En cambio ahora en los distintos frentes de batalla que se abrieron luego del 11S sea en Asia como en África, lo que se combate es por concepciones del mundo. Es un error hablar de lucha religiosa entre el Islam y el cristianismo como cree Huntington recreando nuevamente el espíritu de las Cruzadas. Hay islamistas modernos del mismo modo como hay cristianos tradicionales y fundamentalistas. Lo que distingue a uno de otro es el eje existencial en el que las dos civilizaciones se han encuadrado. O lo que es simple vida, comprendida como un despliegue ilimitado de libido y de apetitos materiales plasmados en un orden conocido como de democracia, tal es la modernidad, o en cambio lo que es supravida, eternidad, dimensión metafísica y en consecuencia un orden en el que el Estado se superpone a la sociedad en tanto se asocia con lo sacro, de allí el Califato, que es el equivalente a nuestro ideal de Imperio. Dicha figura no queda restringida a meros intereses nacionales, por tal razón por ejemplo Al Qaeda no lucha tanto por la independencia de Irak o de Afganistán o de otro país en donde está presente, sino por la derrota del mundo moderno y la instauración de su sustituto, un califato o un imperio universal.
Pero asociado a tales hechos el 11S ha tenido el valor de romper con un mito arraigado en nuestra civilización tras tantas décadas de Hollywood y de series televisivas pintándonos un imperio invencible, único, superior en eficiencia a todos los que han existido en la historia y además contando para ello con el auxilio de una serie de ideólogos que se han encargado de resaltarlo sea en forma de proselitismo como Fukuyama que llegaba a decir que con la caída del comunismo se había terminado la historia con la constitución de un imperio universal con sede en Nueva York, como pretendidamente negativa a través de toda esa pululación de teorías montajistas que adscriben al inventario de su poderío todo lo que sucede en la historia aun lo que en apariencias lo dañaría.
El mito de Rambo, es decir del Imperio omnipotente elaborado por el cine yanqui y retransmitido en clave intelectual por una interminable serie de escritores que lo han estado sirviendo en forma irresponsable en todos estos tiempos, se ha derrumbado estrepitosamente un 11S. Y esto no lo decimos simplemente por el hecho de que se demostró la ineficiencia del Imperio en poder derrotar a una simple organización que luego de aquella fecha ha multiplicado sus frentes de combate, sino por las diarias evidencias que cotidianamente se manifiestan en relación a tal hecho.
Hace un par de días la emblemática Condolezza Rice, principal secretaria de Estado y asesora del gobierno de Bush, nos ha narrado ciertos pormenores que nos ilustran en forma sintomática lo que fue aquella fecha. Resulta ser que en el mismo momento en que 19 mártires se inmolaban en las Torres Gemelas destruyendo unos 30 bancos y unas 100 mesas de dinero en el centro financiero del planeta, Condolezza nos explica cómo del lado contrario, el del mundo que privilegia la vida, el sexo y la economía entraba en un verdadero estado de colapso, cosa increíble en un Imperio del cual Fukuyama, Hollywood y la interminable falange de escritores y periodistas nos contaran gestas y capacidades inigualables. Resulta ser que el bunker de la Casa Blanca se llenó estrepitosamente de gente temerosa de correr la misma suerte que los habitantes de las Torres. El aire prontamente se convirtió en irrespirable y hubo que intervenir con la fuerza para sacar de allí a aquellas personas que no eran tan imprescindibles. Se quedó así la élite, pero no toda. Nos relata también al respecto que Bush le manifestó desde el lugar de dónde estaba su intención de dirigirse al bunker, pero Condolezza primeramente le sugirió y luego lo conminó a los gritos que se quedara en dónde estaba… Y Bush obedeció. Ya en ese momento una persona de color tomaba las grandes decisiones de la política del ‘imperio’. Pero lo más insólito fue lo siguiente. En menos de un instante colapsaron todos los medios de comunicación ultrasecretos de la dirigencia norteamericana y las comunicaciones importantes se tuvieron que hacer por celular, lo cual de haberse planeado en ese entonces un ataque de mayor envergadura hubiera terminado en pocos minutos con todo el poderío norteamericano por lo fácil que hubiese sido interferir esas comunicaciones.
Un tigre de papel, un imperio débil y crepuscular, el mundo moderno en su fase final de Kali-yuga.

Marcos Ghio
9/9/10

miércoles, 1 de septiembre de 2010

FIDEL CASTRO RUZ, UN POLÍTICO FUNCIONAL A NORTEAMÉRICA


La enfermedad terminal que lo aquejara a Fidel Castro no solamente ha sido una ventaja muy grande para los cubanos al alejarlo de las funciones de gobierno, sino también al parecer para el mundo entero, ya que, al ocuparse ahora en sus ratos de ocio de periodismo, ha develado ciertos secretos de Estado que antes no se conocían o que pasaban desapercibidos y que ahora, en razón de su muy conocida desenvoltura dialéctica, se han hecho públicos y notorios.
Comenzaremos por uno de ellos relativamente reciente que ha llamado poderosamente la atención. Cuando el ejército colombiano terminó con la vida del líder de las Farc, Luis Reyes, y tras develarse de la documentación secuestrada que uno de sus principales interlocutores era el casi ignoto líder del Partido Comunista argentino, Patricio Echegaray, fueron muy importantes las aclaraciones dadas al respecto por Fidel para sacarnos de la perplejidad. Nos hizo ver que en realidad las FARC no eran una guerrilla que le respondía como podían haber sido los tupamaros en Uruguay o los montoneros en la Argentina, así como la rama del Erp de Santucho y Gorriarán Merlo, sino que en cambio dependían directamente del gobierno ruso comunista. Y de esta manera hizo notar algo que uno siempre había supuesto que se trataba de una misma cosa y era que Cuba no era para nada un simple agente de los rusos en nuestro continente, que gozaba de una cierta autonomía y hasta era capaz de sostener políticas contrastantes en materia de intereses. Y la gran diferencia estribaba en que mientras que la guerrilla que a él le respondía se preocupaba por tomar por asalto los diferentes Estados de América con la finalidad de instaurar un bloque de gobiernos socialistas, la otra en cambio, de carácter abiertamente stalinista, bregaba por el triunfo del comunismo a través del fortalecimiento de la Unión Soviética en el mundo, y en este caso presionando a los diferentes gobiernos a fin de que respaldaran internacionalmente la política de Moscú. Por lo tanto no era meta específica de las Farc la toma del poder como en el caso en cambio de las distintas guerrillas castristas, sino la de convertirse en un importante factor de presión.
De este modo Castro nos explicó en su convalecencia que hubo en verdad dos tipos de guerrilla en nuestro continente, una que respondía a Moscú y otra en cambio a Cuba, y que las dos no eran la misma cosa sino que hasta podían llegar a contrastar. Esto se lo ha visto por ejemplo en la Argentina en donde pudo percibirse que la política adoptada por el marxismo leninismo en relación a la última dictadura militar de Videla no solamente no había sido monolítica, sino incluso contrapuesta. De acuerdo a los intereses soviéticos, Videla que, a diferencia por ejemplo de demócratas como Menem, no vivía en relaciones carnales con los norteamericanos, sino que en cambio los desobedecía notoriamente vendiéndoles trigo a los rusos a pesar de su guerra de Afganistán, era calificado por el Partido Comunista Argentino y consecuentemente por la guerrilla que a éste le respondía (1), como un militar progresista al cual había que respaldar en el poder, en cambio la rama castrista que se expresaba allí a través del Erp de Santucho y de Montoneros, lo calificaba como un genocida asesino al que había que abatir. Y al respecto habría que destacar que en razón de esta política internacional discrepante en lo fáctico sea la guerrilla castrista como el gobierno norteamericano colaboraron al unísono para derrocar a las Juntas militares argentinas en tanto que éstas, especialmente en la etapa de Videla, eran de hecho aliados internacionales de la Unión Soviética (2), su principal competidor. Así fue que esta colaboración se la vio en lo siguiente: mientras que por el lado izquierdo la guerrilla castrista desencadenó una serie de hechos violentos en el país obligando a los militares a aplicar métodos de combate contrarrevolucionario. Por el lado yanqui, se supo que importantes personeros, tales como Kissinger, aconsejaron a los militares argentinos aplicar la guerra sucia pues los convencieron de que de esta manera evitaban ser cuestionados por la izquierda a través de sus organismos internacionales de derechos humanos que hubieran con el tiempo obtenido la libertad de los guerrilleros. Eso último fue todavía más letal que la lucha armada pues significó luego con el triunfo de la democracia la desarticulación de las fuerzas armadas a través de sucesivos procesos.
Pero Castro no solamente ha colaborado con los EEUU en la implantación de gobiernos que resultaran afines a sus intereses como los que componen la actual democracia surgida luego de la derrota de Malvinas. También a nivel internacional suele embarcarse en campañas que favorecen a tal gobierno y esto sea quizás lo que explique las razones por las cuales la Cuba castrista ha podido durar tantos años, encontrándose a tan corta distancia del poder norteamericano, sin haber tenido por parte de éste ninguna invasión como en cambio efectuara en lugares mucho más lejanos y no tan “revolucionarios”. Así pues luego de conocerse públicamente el informe de Wikeleaks, el cual, tal como hemos demostrado es a todos luces un montaje efectuado por la CIA para justificar una invasión a Pakistán, Castro en sus últimas declaraciones le presta el más pleno consentimiento y hasta se da el lujo de decir que, de acuerdo al mismo, se desprende que “Al Qaeda ha sido una creación de los norteamericanos para justificar la guerra contra los talibanes en Afganistán y para la posterior invasión y ocupación de Irak por las fuerzas militares de Estados Unidos.”
De este modo se encarga así de sembrar el desprestigio hacia la única organización que los está derrotando. Esta es justamente la maniobra de la CIA de la cual Castro participa plenamente, tal como dijéramos en nuestra nota anterior al referirnos al sionista Noam Chomsky. Cuando en verdad más que explicarnos por qué Al Qaeda ha sido la excusa para invadir países en los cuales les ha ido muy mal, debería darnos las razones de por qué a él en cambio jamás se lo ha invadido, habiendo podido tener justificaciones de sobra para hacerlo, en primer lugar luego de la famosa reunión de la OLAS en 1968 en la que se hizo público desde Cuba y bajo su gobierno un plan de derrocamiento de los gobierno militares de América por el uso de las armas y a través de organizaciones guerrilleras, habiendo sido ésta la causa verdadera de las matanzas padecidas en nuestros países. Y por cuál razón tampoco se tomaron represalias luego de que se desarticulara la guerrilla efectuada por su lugarteniente Guevara en Bolivia, un hecho por demás evidente de intromisión en un país extranjero que de haberse hecho hubiera en su momento contado con el beneplácito de toda América.
A esta altura del partido y en función de las múltiples colaboraciones demostradas no cabe duda alguna de que el verdadero agente de la CIA, es decir aquel que ha trabajado plenamente para los intereses norteamericanos, no es Bin Laden, sino Fidel Castro.

(1) Algún día habrá que escribir la historia del sector guerrillero argentino que respondió a Moscú y no a La Habana. Estaba constituido por una de las fracciones en que se dividiera el Erp (Estrella Roja), la que nominalmente respondía a la 4ª internacional trotskista de París (ésa era su cobertura) aunque en realidad representaba disimuladamente los intereses de la URSS. Estaba dirigido por un ex líder de una facción del grupo nacionalista Tacuara, conocido como Joe Baxter, quien muriera en un accidente aéreo viajando con el grado de general del ejército vietnamita. Gorriarán Merlo, el lugarteniente de Santucho, es decir de la facción opuesta del ERP, relata un encuentro que tuviera con Baxter en Santiago de Chile en donde discutieran a qué Estado debían subordinar la guerrilla argentina. Los dos tomaron luego caminos opuestos. La facción de Baxter se había previamente unido a un conocido agente de Moscú infiltrado en el peronismo y muerto por la triple A, el abogado Rodolfo Ortega Peña (ex miembro del Partido Comunista) y su inseparable socio, actual ministro de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde. Los tres formaron en la década del 60 una organización neoperonista llamada Cóndor-Tacuara cuyo lema principal era “El peronismo no debe marxistizarse, pero nadie que se diga marxista debe permanecer afuera del peronismo”. A este grupo pro-ruso también pertenecía el fallecido Norberto Ceresole quien publicara libros en la editorial Sudestada de tal grupo. Ceresole, siendo del ERP, fue luego integrado como miembro honorario de la Academia de Ciencias de la URSS. En varias publicaciones se destacó como crítico de la política cubana en América, pero desde la óptica soviética. A los rusos no les convenía derrocar la dictadura militar argentina y sí en cambio a los cubanos y en tal cosa estos últimos estuvieron aliados a los norteamericanos.
(2) Este temor también se lo vio por parte de los norteamericanos durante la guerra de Malvinas cuando se pensó que, en razón del conflicto con Gran Bretaña y los EEUU, la Argentina pudiese buscar una alianza con Moscú.

WALTER PREZIOSI
1/09/10

domingo, 22 de agosto de 2010

LA VERDADERA CAÍDA DEL COMUNISMO
DE MONTMATRE A CHERNOBIL


1) La Comuna de París

Corría 1871, la plebe, azuzada por la burguesía, una vez más se había recluido en una elevada colina con la intencionalidad de rebelarse para siempre. Esta vez en la parisina Montmatre no iba a repetir la experiencia fallida del Aventino hacía 2000 años cuando, luego de una revuelta victoriosa, se dejara seducir por el discurso de un elocuente patricio respecto de la necesidad que ella tenía del Estado, de esa institución sagrada, superpuesta al orden social, encargada de gobernar en la tierra así como Dios lo hacía en el universo.
Sus actuales ideólogos la habían convencido con argumentos contundentes de que no existía ninguna de estas dos cosas, que todo lo que fuese metafísico era un opio inventado a fin de justificar con engaños ‘la explotación del hombre por el hombre’, que solamente existía aquello que nuestros ojos ven o nuestras panzas degluten, es decir la materia que con su oscura necesidad todo lo gobierna y rige más allá de discursos y alucinaciones.
Se había pues tomado el poder de acuerdo a tales premisas, se había profundizado así lo iniciado un siglo antes por la revolución francesa, ¿pero qué hacer ahora? ¿Cómo organizarse en lo sucesivo? Comenzaron entonces las elucubraciones y discusiones al respecto. Dos líderes opuestos, determinados en gran parte por orígenes étnicos dispares, comenzaron a debatir acaloradamente respecto de lo que había que hacerse de aquí en más. El ruso Bakunin, un príncipe renegado y alcohólico empedernido, dijo que si se había hecho verdaderamente la revolución ésta debía significar la liquidación definitiva de esos dos grandes mitos que eran Dios y el Estado sustituyendo al primero por un nuevo culto, el del Hombre, y al segundo por una nueva forma de organización espontánea en la cual cada comunidad se diese la propia ley instaurándose un federalismo universal de acuerdos recíprocos sin necesidad de centralismo, pues el hombre es bueno por naturaleza. A lo cual el alemán Marx lo contradijo diciendo que la nueva divinidad que había que adorar de aquí en más no era el Hombre, sino la Materia, la cual se desplegaba dialécticamente a lo largo de la historia en etapas prefijadas y necesarias, por lo cual aun no estaban dados los tiempos de la desaparición del Estado. Ahora en su fase final de lucha de clases debía ser la plebe misma soliviantada la que ejerciese su dictadura a fin de que una vez que se hubiese concluido definitivamente con la burguesía entonces el Estado desapareciese verdaderamente ‘pasando a formar parte de los trastos viejos de la historia’. La conversación fue subiendo cada vez más de tono. Marx le reprochó entonces a Bakunin su origen de clase aristocrático y su ascendencia rusa, pueblo de eslavos, es decir esclavos, de lúmpenes y sin proletariado industrial, incapaces por lo tanto de haber podido desarrollar una sociedad capitalista como en cambio lo habían ya hecho los sajones ingleses y alemanes. A lo cual el ruso ofuscado le reprochó su origen simultáneamente alemán y judío. ‘Ud. se encuentra influido aun por el idealismo alemán para el cual la vida, es decir lo humano, queda sometida al concepto abstracto, a la Idea que lo reduce y comprende; lo que para Ud. es materia, no es otra cosa que metafísica sublimada, es el mismo Dios que se ha disfrazado con otro nombre. Quiere cambiar el sometimiento a la divinidad teísta por el materialismo dialéctico personificado en su Estado. Este último, lejos de desaparecer como Ud. predica, se volverá cada vez más opresivo con el tiempo, pues es una característica propia del mismo crecer y crecer siempre más.’ Y como los sofismas de su interlocutor se hacían cada vez más pronunciados profirió este legendario anatema. ‘Como buen judío que Ud. es, su Estado no es otra cosa que la manifestación del Jehová vengativo en esta etapa histórica. De la misma manera que éste, se convertirá siempre más en un mecanismo totalitario y opresor que sustituirá la explotación de la burguesía por la de una nueva clase de parásitos, todavía peor que la primera’.
Así en medio de tales desavenencias e interminables discusiones fracasó la Comuna de París.

2) De Montmatre a Petrogrado

40 años más tarde entró en escena un coterráneo de Bakunin de nombre Vladimir Illich, alias Lenin, pero de orígenes muy distintos. No era un aristócrata como el primero, sino un resentido en tanto que el zarismo había colgado a su hermano por subversivo y violento. En el exilio reflexionó asiduamente sobre la polémica entre su antepasado ruso y el filósofo germano y trató de encontrarle solución a este entuerto originado a fin de poder hallar la clave para que no volviera a fracasar una vez más la revuelta de la plebe. En una obra que representa un verdadero manual de facinerosos, titulada El Estado y la Revolución, Lenin desmenuza en detalle la polémica suscitada. Dice que tenía razón Bakunin sólo cuando afirmaba que había que destruir el Estado, pero ¿cuál Estado? Allí es donde está el meollo: se trata del Estado burgués el cual debe ser aniquilado totalmente hasta sus mismas raíces. Esto es lo que no entendían los marxistas alemanes de su tiempo seguidores literalmente de su maestro, como Kautsky y Bernstein. Ellos malinterpretando sus dichos pretendían simplemente ocupar el Estado; de lo que se trata en cambio es de destruirlo, pero para construir uno nuevo, la dictadura del proletariado, la cual luego se habría de extinguir. Aquí Lenin hace un claro distingo entre los verbos ‘destruir’ y ‘extinguir’. El Estado burgués es destruido inmediatamente por la violencia revolucionaria. El proletario en cambio ‘se extingue solo’, se autodestruye. ‘Ahora bien, no me pidan que les indique fechas porque es algo difícil de decir, pueden ser años, siglos o aun milenios. Todo depende del día en que logremos acabar con el último burgués que existe en la tierra’. A todo esto en uno de los capítulos finales de su obra, luego de haber expresado con un maquiavelismo inescrupuloso todos los métodos ‘revolucionarios’ para terminar con la burguesía, nos explica la manera cómo se encontrará organizado el nuevo Estado soviético. Toma como ejemplo concreto a la empresa de correos de los EEUU, demostrando así ya en ese entonces la gran afinidad que siempre habría de existir entre el capitalismo yanqui y el comunismo ruso. ‘Tal maravilla de organización y sincronización será el modelo de nuestro nuevo Estado’. En el mismo se suprimirán las diferencias entre el trabajo intelectual y el manual, todos, a la manera de la empresa yanqui, deberán ‘trabajar’ pues ‘el que no trabaja no come’. Aquí se refiere explícitamente a que todos por igual se convertirán en asalariados de esa gran empresa que es el Estado, desapareciendo así cualquier sesgo de libertad que pueda proporcionar la actividad intelectual independiente de un salario o del dinero. Todos los trabajadores tendrán a su vez la misma remuneración de acuerdo a las necesidades establecidas por el Estado. Aunque no se indica cuánto ganarán los jerarcas que compondrán sus estructuras de mando. Faltaba sólo escribir el capítulo relativo a la manera cómo habría de producirse ese último proceso de ‘extinción’ del cual nos hablaba Lenin en el que iba a desembocarse en la sociedad comunista sin clases sociales, esa especie de paraíso terrenal en donde, sin necesidad de coerciones y luego de una terapia de tonificantes dictaduras, gulags y checas, los hombres gozaríamos al fin de un bienestar inacabable sin tener preocupación de ningún tipo.
Pero henos aquí que en ese mismo momento estalla la Revolución de octubre (en realidad de noviembre según nuestro calendario) y Lenin entonces nos pide a todos disculpas por la interrupción obligada ya que tiene que irse a Petrogrado a organizar los soviets aunque casi burlonamente nos indica al final de su obra que ya nos habremos de enterar de lo que iba a pasar finalmente.

3) Chernobil

Se ha creído erradamente hasta nuestros mismos días en dos profundas falsedades. La primera de ellas es que el comunismo se terminó con la caída del muro de Berlín, la segunda, en función del primer error, es la de considerar por lo tanto que luego de tal caída ha comenzado en Rusia a constituirse un régimen ‘normal’. Ninguna de las dos cosas ha sucedido. En 1989 no se terminó el comunismo no solamente por el hecho de que éste nunca ha llegado a existir, sino porque lo único que ha verdaderamente acontecido es que se ha hecho público un fenómeno que ya se sabía pero solamente entre unos pocos. Que en realidad nunca existió allí verdaderamente un Estado obrero (lo cual por otra parte representa una verdadera utopía), sino de multimillonarios a los que se ha denominado sucesivamente como burocracia, ‘nueva clase’, nomenklatura, etc. pero que en realidad se trata de personas con un nivel de vida que supera holgadamente al de los capitalistas más adinerados. Pero la diferencia entre el comunismo de antes del 89’ y el actual es parecida al fenómeno que hoy se vive por ejemplo en nuestro sindicalismo. Antes los dirigentes gremiales se enriquecían pero cuando iban a las reuniones con sus afiliados dejaban estacionado su vehículo último modelo a 10 cuadras del sindicato para llegar allí en colectivo. Ahora ostentan abiertamente pues, como estamos en una sociedad consumista, los otros simplemente envidian esperando en algún momento llegar a ser como ellos. Ha pasado lo mismo en Rusia: antes la nomenklatura soviética ocultaba sus riquezas ante el gran público sea propio, como del mundo entero, ahora en cambio las ostenta. Entre los varios casos conocidos tenemos el del multimillonario ruso Abramovich, dueño de un club de futbol inglés y regalador de castillos europeos a sus distintas amantes. Esto obviamente no pasaba en la época de la Cortina de Hierro simplemente porque se ocultaba.
Pero resulta obvio hasta para el más lego en cuestiones de la economía que este despilfarro de riquezas debe tener consecuencias forzosas en el resto del país. La destrucción del reactor atómico de Chernobil con su consecuente contaminación del medio ambiente, debido a un simple problema de falta de mantenimiento, cosa inexplicable e imperdonable en una planta de tantos riesgos potenciales para la humanidad toda, representa un claro ejemplo de un Estado ocupado por una clase depredadora que se desentiende de los problemas cruciales de la población en función del propio enriquecimiento. Es de recordar al respecto que tal estallido, acontecido en 1986, significó el equivalente a 500 bombas atómicas de Hiroshima.

4) Conclusión

La verdadera caída del Estado burocrático y depredador inaugurado por Lenin en 1917 no aconteció en 1989 tras la glasnost de Gorbachov y la caída del muro. Ha comenzado primero con Chernobil y se ha acrecentado en estos últimos meses con los incendios forestales que han puesto en evidencia la existencia de un Estado al borde de su extinción. Tal como lo viene informando en exclusividad en nuestra lengua la Agencia de noticias Kali-yuga, reproduciendo lo que en otros lados, en Rusia especialmente, se viene difundiendo a través de distintos blogs independientes, Rusia se encuentra en virtual estado de colapso debido a una serie de incontrolables incendios forestales producidos es verdad en gran medida por los cambios climáticos generados por la polución del medio ambiente (1). Pero a esto se ha asociado la ineficiencia de un gobierno que ni siquiera tenía en condiciones motobombas para apagar los incendios y ni un solo avión para combatirlos. Los resultados han sido algo nunca visto en otras partes. La misma ciudad de Moscú hoy está envuelta en una neblina tóxica que produce según cifras oficiales unas 700 muertes diarias. Pero el problema no se termina aquí, los fuegos incontenibles amenazan ya las mismas plantas nucleares y lo que ya es un hecho los bosques que circundan a Chernobil, depósitos obligados de sustancias tóxicas radiactivas producidas por el estallido de la represa, ya están incendiándose y sus partículas no solamente contaminarán territorio ruso y ucraniano, sino que ya se acercan al de la misma Unión Europea. Alemania ya ha dado la voz de alerta, pero por supuesto se evita alarmar al gran público para evitar escenas de pánico. Es que el Estado ruso creado por Lenin y hoy a cargo de un ex coronel de la KGB, la policía secreta de tal tiranía, hoy sí se está cayendo en pedazos.
Te hemos al fin entendido, Vladimir Illich, habría de extinguirse de esta forma…

(1) Debemos también resaltar, a título de curiosidad, que el problema de la contaminación ambiental producto de la desidia de los distintos Estados modernos y principalmente de las diferentes concepciones materialistas que lo informan, no es solamente un fenómeno ruso. El reciente desastre ecológico del golfo de Nueva Méjico producido por el derrame incontenible de un pozo petrolero en alta mar es el resultado de un sistema que, en función de satisfacer necesidades ilimitadas de consumo, no tiene reparos en hacer perforaciones en zonas de altísimo riesgo, tal como hemos visto con este derrame que no tiene comparación alguna con otros que han sucedido hasta ahora en cuanto a su intensidad y duración en el tiempo. Como dato risueño hemos visto que también el gobierno de EEUU, del mismo modo que el de su par ruso en el caso de los incendios forrestales, tiende a disimular sus efectos ante la opinión pública. Así en esta semana al presidente Obama junto a su hija más pequeña ha estado bañándose en las aguas contaminadas queriendo indicar así que no hay peligro para la población y que todo está bajo control. Tenemos que acotar al respecto dos cosas: que en la foto los aludidos no aparecen con las cabezas mojadas por el agua por lo que muy seguramente se cuidaron de sumergirse y en segundo lugar que la gran sabiduría del pueblo norteamericano de haber elegido a un presidente negro le ha permitido también que, en razón de tal tizne en su piel, no se pudiesen percibir en las fotos las manchas de petróleo que con seguridad deben haber quedado diseminadas por todo su cuerpo.

Marcos Ghio
22/08/10

domingo, 8 de agosto de 2010

A PROPÓSITO DEL RECIENTE ESTRENO DE VINCERE
LA GRAN METAMORFOSIS DE MUSSOLINI




La figura de Benito Mussolini, lo mismo que la de su par Adolfo Hitler, ha sido tratada en abundancia por parte de la filmografía inaugurada a partir de 1945 tras el resultado bélico. En todos los casos, cuando no se ha tratado expresamente de una banalización y burla de las mismas y se ha pretendido en cambio hacer ‘historiografía’, nos hemos hallado siempre con interpretaciones capciosas efectuadas más que con una finalidad científica y objetiva de los hechos con la pedagógica de indicarnos todo que había estado mal y condenable y que por lo tanto no debía repetirse ‘nunca más’.
No ha escapado de esta intencionalidad explícita la obra del autor Marco Bellocchio que aquí comentaremos. Bellocchio pertenece como tantos a esa cultura de izquierda y partisana que ha venido gobernando en unanimidad la cultura italiana en forma sistemática y tediosa desde la victoria de los Aliados en Italia y su consecuente ‘liberación’, mal pudiendo reclamarse de la misma algún acto de revisionismo o intento por no querer seguir con la corriente. Sin embargo es de destacar aquí dos hechos significativos que no deben descuidarse. Por primera vez el cine intenta develar ese acontecimiento misterioso de la historia europea cual fue que la gran y única revolución en contra de la modernidad que hubo en el siglo pasado fuera llevada a cabo por alguien que paradojalmente expresaba una de las manifestaciones más extremas y virulentas de la misma, estando emparentado incluso con la variante más jacobina del socialismo. Y en tal sentido el autor, sin proponérselo explícitamente, da en la clave de cuáles han sido las temáticas de esta verdadera metamorfosis que fuera la revolución fascista la cual tuvo que acontecer, antes que en Italia, en la atormentada alma de Mussolini a través de una serie de conflictos en su personalidad que incursionan incluso sin proponérselo en una esfera metafísica.
Mussolini, antes de ser el Duce era un dirigente socialista de la variante más extrema de su espectro. Era furiosamente antireligioso (1) y contrario totalmente a las reivindicaciones nacionales de su patria a las que calificaba como burguesas de la misma manera que a la Primera Gran Guerra que ya había estallado en el continente. Hay dos momentos fundamentales que aparecen en la película y que son significativos respecto del cambio que habría de acontecer en su conciencia. El primero de ellos es cuando, en un debate al que es invitado, lanza un vehemente desafío a Dios para que demuestre que existe verdaderamente fulminándolo en un lapso de cinco minutos, cosa que por supuesto no sucede, pero que para él sería en ese entonces una señal irreversible de su inexistencia. El segundo es cuando, en un Congreso del Partido Socialista, se produce la ruptura con sus compañeros poniéndose a la cabeza de la vertiente más extremista. Mientras que los socialistas convencionales y reformistas, siguiéndolo a Marx en la consigna de que los proletarios no tienen patria, sostenían que Italia no debía participar de una guerra entre burguesías, Mussolini en cambio afirma que la misma puede llegar a convertirse en un vehículo de aceleración del hecho revolucionario convirtiéndose así en un verdadero boomerang para quienes la habían iniciado. Hasta aquí Mussolini no se diferencia de Lenin quien en su ruptura con los mencheviques rusos sostenía lo mismo. Sin embargo las perspectivas existenciales serán sumamente diferentes entre ambos. El ruso capitaneará desde el exilio una revolución la que, a pesar de no haberse opuesto a su estallido, en última instancia será en contra de la guerra, tratando de aprovecharla para sus fines propios. En efecto, Lenin promovía el ingreso de su país a la contienda, pero con la finalidad de producir deserciones, desestabilizar al régimen, acentuar la lucha de clases, generar conflictos allí donde éstos no existiesen o fuesen simplemente germinales. Mussolini en cambio se siente atrapado por la guerra misma. Es la guerra, y en esto se encuentra el acierto de la película, lo que produce en él el cambio verdadero. Lejos de querer dirigirla desde bastidores, se enrola como voluntario y participa de duros combates. La guerra, en contacto con sectores del movimiento futurista, se convierte así de ‘motor de la lucha de clases’ en ‘una higiene para el alma’. Con Proudhom podría llegar a decir que es ‘como el huracán que sacude las aguas turbias’, concibiéndose así que mal puede destruirse al burgués consumista que está allí afuera si no lo hacemos previamente con el anida en el seno más profundo de nosotros mismos. Y es aquí donde aparece el momento culminante de la película. Mussolini cae herido gravemente en la contienda y la imagen se traslada al hospital de campaña en donde se curan a los heridos del combate. Es precisamente en este lugar donde se le aparece el Dios al cual había desafiado en un debate, a través de sucesivas imágenes en las paredes de la sala. Es como si le hubiese contestado recién ahora, años más tarde, a su desafío. Si hubiese aceptado aparecérsele en aquellos 5 minutos no habría expresado su verdadera esencia, sino solamente satisfecho un capricho tuyo. Una divinidad verdadera no necesita mostrarse todopoderosa para satisfacer la propia vanidad ni la de otros, ella lo es en su extrema sabiduría de saber gobernar los acontecimientos de acuerdo a sus designios. Italia y Europa entera precisaban de un Duce, de un conductor, que hiciese la verdadera revolución restauradora, que la sacudiese, luego y a través de la guerra, del humus burgués y asfixiante inaugurado por la revolución francesa. Los 5 minutos otorgados eran un tiempo muy escaso para sus planes. El Duce entonces, tras salir del hospital modificado y en neto contraste con Lenin, dirigirá un profundo cambio en la sociedad italiana, volviendo a unir sus instituciones quebradas, principalmente la Iglesia y la Monarquía, disociadas desde el siglo anterior tras la toma de Roma. Y resulta verdaderamente curioso cuando no providencial que esta restauración haya sido producida por quien por el contrario proclamaba la destrucción de las mismas.
La película por supuesto, en tanto no escapa al clima de banalidad reinante, pretende poner el acento en el tema de los amoríos de Mussolini con Ida Dahler, una austríaca de Trento, posiblemente de origen hebreo, apasionadamente enamorada de éste y con el cual tiene un hijo, y que se encuentra magníficamente interpretada por la bellísima Giovanna Mezzogiorno. Pero esta relación no puede entenderse sino en el contexto metafísico antes mentado. La austríaca pertenece a ese pasado que el Duce ha superado luego del conflicto religioso. Ella se había enamorado del primer Mussolini expresado en aquella audacia en desafiar las instituciones con una atrapante seguridad en sí mismo y en convicciones que lo llevaban hasta desafiar al mismo Dios. Pero no había sido capaz de percibir, aun en los momentos más intensos de climax sexual, que éste se sentía en verdad atraído por otros llamados de orden superior. Ahora que se ha convertido en el Duce, dejando atrás al Mussolini socialista y subversivo, resulta ya imposible volver atrás. Al respecto podría significarse que a la mayor parte de los espectadores modernos que ven la película les debe haber parecido realmente absurdo que el Duce haya cambiado a la fascinante Dahler-Mezzogiorno por la insulsa matrona Donna Rachele, la esposa que lo seguirá en fidelidad extrema hasta el final de sus días. Pero esta temática hay que entenderla en el seno de lo que el fascismo fue verdaderamente. Si para el moderno, influido por décadas de freudismo, el sexo y la mujer representan metas en la vida, llegando a convertirse en verdaderas obsesiones, tal como singularmente nos ejemplifica Dahler-Mezzogiorno en sus acosos incesantes al Duce ya cuando ha arribado a ser gobierno y la ha ostensiblemente repudiado, el fascismo concibió siempre y aun en el mismo cine que debía ser subordinado a pasiones más altas y elevadas. En Squadrone Bianco, película significativa de aquella época, por ejemplo, aparece como personaje central un burgués que renuncia a un apasionado amorío para irse a la guerra y que luego de su experiencia en los desiertos inhóspitos de Libia repudia a su amante manifestando haber hallado allí a su verdadera pasión.
Los detractores de Mussolini han querido condenarlo por haber pretendido esconder tal relación recluyendo a la Dahler en un manicomio y a su hijo, de nombre también Benito, en un oscuro anonimato. Y hay en la actualidad al respecto toda una bibliografía que enfatiza en las distintas amantes que éste ha tenido a lo largo de su vida. Pero hay que aclarar aquí dos cosas. Que la actitud de Dahler, en sus obsesivos acosos y en su renuncia a querer reconocer la realidad, justificaba plenamente una internación, en especial tratándose la suya no de una simple relación, sino estando de por medio la figura del jefe de Estado. Con seguridad de haberse tratado de Lenin o de Stalin la actitud no habría sido ésta, sino directamente la eliminación física. Y con respecto a las sucesivas amantes de Mussolini, la realidad es que se trató siempre de relaciones pasajeras que en ningún momento pusieron en riesgo ni su matrimonio, ni lo desestabilizaron a él personalmente. Mussolini era alguien que gustaba de las mujeres, pero no era un mujeriego. En esto está la gran diferencia con el actual gobernante italiano Berlusconi con el cual ha querido comparárselo inopinadamente y que algunos al comentar esta película han querido asimilar. Pero podemos decir sin temor a equivocarnos que con seguridad de haberse encontrado en la misma situación del Duce, aquel no habría recluido a Dahler-Mezzogiorno en un manicomio, sino que la hubiera recompensado al menos con un ministerio (2), o que la habría hecho muy famosa, quizás permitiéndole escribir una biografía en la que narraba detalles de su relación, ni seguramente se hubiese casado con Donna Rachele, como tampoco habría hecho de Italia una nación soberana.

(1) Si bien en la película no se menciona, debemos recordar aquí que es de aquella época una obra de Mussolini titulada Los amores de un cardenal, cuyo título habla por sí solo.
(2) Creemos nosotros que no existe insulto más grande que se le pueda hacer a Mussolini que querer compararlo con Berlusconi, quien por el contrario, a diferencia de éste, es un esclavo de su sexualidad, no pudiendo ni siquiera ocultarlo en público. Tiempo atrás tuvo la desfachatez de decir que él no paga por sus relaciones, pretendiendo hacer creer que existe un grado menor de prostitución cuando en vez de recompensarse con dinero líquido, se lo hace con algo mucho más sustancioso como cargos públicos, rating, famas, etc., es decir todo lo que el poder
produce en quienes se le acercan a cambio de favores.

Marcos Ghio
8/08/10

viernes, 30 de julio de 2010

ALGO MÁS SOBRE EL IMPERIALISMO EUROPEO

Reproducimos a continuación este artículo aparecido en la tapa del matutino Página 12 del día de la fecha. En el mismo se ratifica una vez más lo sostenido por nosotros en nuestras notas relativas al Imperialismo europeo. Es principalmente gracias a América Latina que los países del Viejo Continente pueden salir de sus incesantes crisis y explicar el estado de su creciente bienestar. Lo que no se explica en cambio es por cuáles razones arrecian con tanto cinismo respecto de nuestra inmigración. Además de esquilmarnos ellos protestan porque los llenamos de inmigrantes. Por ello lo repetimos una vez más: “Dejen robar y no los invadirán nuestros sudacas”.


En el siglo XXI, España se sigue haciendo la América

La región se está convirtiendo en la tabla de salvación de las firmas españolas. YPF informó que su ganancia fue de 3093 millones sólo en el primer semestre, 195,4 por ciento más que hace un año. También tuvieron muy buenos desempeños Santander, BBVA y Telefónica.

Por Fernando Krakowiak
América latina se está convirtiendo en la tabla de salvación de las principales empresas españolas. La crisis europea puso en jaque sus negocios en la península y ahora dependen cada vez más de los países a los que hasta hace poco denostaban por la supuesta falta de seguridad jurídica. El Banco Santander, primer grupo financiero de España, reportó ayer un beneficio neto de 4445 millones de euros, pero el análisis desagregado por región muestra que en Europa sus ganancias cayeron un 6 por ciento y en Latinoamérica crecieron 20 puntos, en especial por Brasil. El BBVA experimentó una situación similar. Redujo sus ganancias 9,7 por ciento a nivel global, pero las acrecentó 7,6 en América del Sur. Los buenos resultados del gigante petrolero Repsol también se explican en gran parte por lo ocurrido de este lado del Atlántico. La compañía reportó 1740 millones de dólares de utilidades en el primer semestre y el 44,8 por ciento de ese total lo aportó la filial argentina YPF, que ganó el triple que el año pasado. El mapa se completa con Telefónica, que declaró ganancias por 3775 millones de euros, 9,4 por ciento más que en el mismo semestre de 2009, siendo Brasil y Argentina dos de sus principales fuentes de ingresos.
Hace una década los bancos españoles miraban con desconfianza a Latinoamérica. En Argentina el corralito bancario había pulverizado el sistema financiero y los temores de que Brasil siguiera el mismo camino motivaron una orden expresa de bajar la exposición al mínimo. Incluso por entonces se acrecentaron los rumores sobre una huida hacia mejores horizontes, siguiendo los pasos del canadiense Scotiabank, el francés Crédit Agricole, Bank Boston, Providian y West LB. Sin embargo, lograron sobrepasar la tormenta financiera con la ayuda incondicional de los gobiernos nacionales y ahora, paradójicamente, se blindan frente a las consecuencias del temblor europeo acumulando ganancias en la región.
El director de la División América del Santander, Francisco Luzón, declaró el 13 de julio, en una entrevista con el diario El País de Madrid, que este año el 45 por ciento del beneficio del grupo llegará desde Latinoamérica. “Deberíamos enviar pymes y grandes empresas españolas allí porque es más fácil hacer negocios que en China, Asia Pacífico o Rusia”, sostuvo. De hecho, la expectativa es incrementar fuerte la participación en los próximos años. “El ratio entre crédito y PIB, que se conoce como bancarización, en America latina está en el 29 por ciento frente al 59 por ciento de Asia. Deberíamos elevar la tasa hasta el 54 por ciento en diez años. Si nos ponemos la meta a más corto plazo, tendríamos que subir la bancarización 12 puntos en los próximos cinco años. Esto supone doblar el ahorro y los créditos”, concluyó.
Con respecto a la Argentina, Luzón sostuvo que controlan el 11 por ciento del mercado, pero prevén trepar al 15 por ciento en el corto plazo. La evolución de las ganancias del sistema financiero local justifican esa apuesta. Según datos del Banco Central, en 2005 los bancos ganaron 1780 millones de pesos, al año siguiente 4306 millones, en 2007 bajaron a 3905, en 2008 treparon a 4773 y el año pasado superaron sus propias expectativas al embolsar 8048 millones de dólares.
El BBVA también apuesta por América latina. Hace diez años, cuando se fusionaron BBV y Argentaria, tenía el 16 por ciento de la cuota del mercado en España, pero últimamente redujo su participación al 11 por ciento al mismo tiempo que comenzó en la región, fundamentalmente en México.
Telefónica también apuesta a seguir expandiéndose en Latinoamérica. Sus ingresos en la región crecieron 10,2 por ciento en el primer semestre hasta llegar a 12.063 millones de euros. En Brasil, su principal mercado, generó el 40,4 por ciento de las utilidades, seguido de Argentina (11,9), Venezuela (9,8), Chile (8,5), Perú (7,9) y México (7,7 por ciento).
Con respecto a Brasil, la operadora destacó la “fortaleza” del mercado impulsada por el positivo momento económico. Además, el martes jugó fuerte al desembolsar 7500 millones de dólares para adquirir el 50 por ciento de Brasilcel, la sociedad que controla el 60 por ciento de Vivo, firma líder en telefonía móvil. Allí competirá por un mercado de 200 millones de clientes con Oi, consorcio de Claro y Embratel, y la filial de Telecom Italia.
En Argentina, Telefónica también viene creciendo fuerte. Hace poco menos de diez años, denunció al Estado argentino en el Ciadi por la pesificación de las tarifas posterior a la devaluación y amagó con dinamitar los puentes. Sin embargo, en febrero de 2006 renegoció su contrato y suspendió la demanda, la cual retiró definitivamente en octubre del año pasado. El motivo de su cambio de posición fue producto de las notables ganancias que vino acumulando en los últimos años, sobre todo de la mano de la telefonía celular, que se encuentra desregulada. Su casa matriz informó ayer que sus ingresos en el país durante el primer semestre llegaron a 1442 millones de euros, 14,6 por ciento más que en el mismo período de 2009.
Los beneficios que representa YPF para la española Repsol son más conocidos, pero no por eso menos impactantes. El año pasado la utilidad neta fue de 3486 millones de pesos y el 30 de abril repartió dividendos por 2163,2 millones. Ahora, la compañía informó que la ganancia fue de 3093 millones sólo en el primer semestre, 195,4 por ciento más que en igual período de 2009. En un comunicado enviado a la Bolsa de Comercio, la compañía precisó que en el primer semestre sus ventas totalizaron 18.953 millones de pesos (4786,1 millones de dólares), lo que representa una mejora del 31,4 por ciento respecto de igual período de 2009. En España, Repsol informó que el alza global de sus números se explica “principalmente por la subida de los precios del petróleo crudo y del gas con respecto al mismo período del año pasado, por el reinicio de la actividad química, y por los mejores resultados de YPF”.