miércoles, 18 de marzo de 2015

RAMÍREZ: EL ODIO A LA TRADICIÓN

EL  ODIO  A  LA  TRADICIÓN

   

    En nuestros días tenemos el privilegio de asistir a una manifestación visible de la TRADICIÓN. Ya no se trata de ideas tradicionales que habían perdido presencia en el mundo moderno y formaban parte de una realidad invisible y sutil, siempre presente, pero en un plano que la vida diaria no vislumbraba. Se captaba la permanencia de pautas tradicionales pero en retirada frente al embate del mundo moderno. Tanto era así que el gran maestro Julius Evola, que tan bien nos la recordó, en sus últimas obras era pesimista frente a la restauración de la TRADICIÓN, y no visualizaba nada que pudiera servir de sostén para una restauración.
    En su obra “El Camino del cinabrio” nos dice que escribió “Cabalgar el tigre” como una respuesta a las inquietudes de aquellos que lo habían seguido en sus obras y habían plenamente asumido la TRADICIÓN, pero que veían una imposibilidad de concretarla en el mundo moderno. Por eso esta obra, como dice Evola, se escribe para muy pocos, para el hombre diferenciado, o sea para el hombre tradicional, y que así tenga sólidas referencias para afrontar la vida, para que si no puede cambiar el mundo, que el mundo no lo cambie a él, y de esa manera mantenerse en el camino hacia la trascendencia.
     Pero nuestra situación es distinta. Hoy gracias al desarrollo del fundamentalismo islámico tenemos ante nosotros una presencia activa, viva y concreta de la TRADICIÓN. Así vemos como la religión vuelve a ocupar el primer lugar en las preocupaciones del hombre, como la concepción del califato unifica el poder político con la autoridad religiosa, como se defiende a la familia y se restaura la natural función de ambos sexos, como se combate la usura, vemos la eliminación de las actividades degradadas de la pseudocultura moderna y se exalta un estilo de vida heroico y guerrero. ¿No ve el cristiano en todo esto una réplica actual de lo que fue nuestro mejor medioevo?
     ¿Cómo se explica tanto odio, mentira y falsedades con que todos los días los medios de comunicación nos bombardean con relatos de los supuestos crímenes, barbaridades y aberraciones que cometerían los yihadistas? ¿Qué es lo que mueve todo esto?
     Entendemos que el hombre común, el hombre masa, puede ser influenciado y conducido hacia el materialismo, el consumismo, la hipersexualidad, pero aquí nos encontramos con algo que está más allá de todo esto, más allá de la política, de la economía, de la democracia, de los derechos humanos, de la geopolítica. Esto es la guerra oculta, guerra metafísica, cuyos ejecutores no lo hacen, como cree el hombre común, simplemente por dinero, o por conveniencias materiales o por ideologías políticas.
     Lo hacen porque tienen fe en lo que están haciendo, porque en esta verdadera guerra de carácter metafísico están dominados por las fuerzas del devenir en contra de las del ser, las de la permanencia y las de lo eterno.
     En estos últimos tiempos del kaliyuga se está produciendo la guerra total entre ambos polos metafísicos. Esto es lo que hay que comprender por sobre todas las coyunturas, las contingencias y los accidentes más o menos superficiales.
     Hay que atenerse a los principios hoy más que nunca. Ya no hay atajos ni improvisaciones, hacerlo es propio de irresponsables.
     La primera guerra se libró en el cielo, entre San Miguel Arcángel y los ángeles que le siguieron contra los partidarios de Satán. A nosotros nos cabe, gracias a Dios, librar esta buena guerra.

San Carlos de Bariloche, 2 de marzo del 2015.


JULIÁN  RAMÍREZ    

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