lunes, 18 de mayo de 2015

RAMÍREZ: REFLEXIONES SOBRE EL ESTADO ISLÁMICO

REFLEXIONES  SOBRE  EL  ESTADO  ISLÁMICO

    

       Aunque algunas veces nos hemos referido al tema del Estado Islámico, dada la importancia y el relieve que la cuestión reviste, no está demás volver a incursionar sobre este acontecimiento histórico.
     No estamos acostumbrados en Occidente a ver el surgimiento de un estado fundado sobre bases religiosas. Desde los tiempos del Sacro Imperio Romano Germánico y algunas facetas de imperios tales como el Hispánico y el Austrohúngaro, Occidente contempló el crecimiento y desarrollo del estado moderno fundado sobre bases laicas y profanas, con la escisión entre el poder político y la autoridad religiosa. El estado se fue transformando en el dispensador del bien común- sin que este concepto fuera nunca claramente definido-  en el guardián de las libertades públicas, en el dispensador del bienestar y, en los regímenes marxistas, en el realizador del socialismo.
     Un estado totalmente escindido de toda relación con  lo espiritual y el supramundo. Un estado que en nuestros días ha llegado a ocuparse nada más que de lo más inferior, o sea, de la economía y las finanzas. Este estado es el que predomina  en casi todo el mundo y de manera absoluta en Occidente.
     Frente a esto y para sorpresa e incomprensión de intelectuales, politólogos, periodistas, políticos y público en general ha surgido y se ha manifestado el Estado Islámico, como nacido milagrosamente de la nada. Pero el Estado Islámico no es nada nuevo. Se trata de la reaparición del Estado Tradicional fundado sobre bases metafísicas y religiosas, estado siempre presente en todas las doctrinas tradicionales de todas las civilizaciones. La Tradición está siempre presente aunque los ojos no la perciban, cuando parezca perdida puede irrumpir como en este caso. Es como esos animalitos que cavan túneles bajo tierra, que nadie los ve, y de repente asoman en cualquier otro lugar. ¡Milagro! dirán unos pocos, ¡horror! proferirán muchos otros. Ni una cosa ni la otra. Solo la ignorancia y la esclavitud en que se haya sumida la mente del hombre moderno podrán explicar esta incomprensión.
     El Estado Islámico no se trata de un estado cualquiera, es de una naturaleza totalmente contraria a la del estado moderno y no se lo puede medir con los mismos criterios que la modernidad aplica a todos los demás. El Estado Islámico es lo normal, siendo lo anormal el estado moderno; la existencia de una civilización sin bases metafísicas y religiosas, como lo es la moderna, es una total anomalía, que tarde o temprano sumirá en el caos a toda la humanidad.
     Una de las más impresionantes pruebas de la existencia de esa fuente irradiadora de espiritualidad y de trascendencia lo constituye el hecho de que el Estado Islámico se ha convertido en foco de atracción para miles de combatientes de muchas partes del mundo, para hombres y mujeres que encuentran en el Estado Islámico algo por lo que vale la pena vivir y morir con dignidad.
     Otra cosa extraordinaria es que esos guerreros están construyendo un estado mientras libran la guerra, un estado que debe atender a la población civil, prestar los servicios más elementales, dispensar justicia, seguridad, educación y salud pública; y al mismo tiempo enfrentar a todo el mundo moderno con sus grandes potencias al frente: EE.UU., Rusia, China, Unión Europea, Israel, OTAN, Naciones Unidas y no poca parte del mismo Islam.
     Únicamente una gran fuerza espiritual y una intervención de lo alto puede explicar esta hazaña. La lucha será prolongada y difícil, pero los que no empuñamos las armas, ayudaremos.

San Carlos de Bariloche, 11 de mayo del 2015.

JULIÁN  RAMÍREZ




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