lunes, 6 de julio de 2015

RAMÍREZ: HISPANOAMÉRICA Y LA GUERRA DE CIVILIZACIONES

HISPANOAMÉRICA  Y  LA  GUERRA  DE  CIVILIZACIONES

    

    Estamos en pleno desarrollo de la tercera guerra mundial cuyo claro inicio fue la acción de guerra que destruyó las Torres Gemelas el 11-9-01. Desde entonces la lucha entre el espíritu tradicional y el mundo moderno se manifestó visiblemente en la civilización islámica cuyos guerreros siguen ampliando su acción en diversos teatros de operaciones dentro de los países y regiones de religión y cultura islamista.
     Dentro de este panorama, ¿qué papel nos cabe a los hispanoamericanos? ¿Debemos limitarnos a mirar, observar y conversar sobre esto, o por el contrario, iniciar el camino a partir de nuestro propio ámbito religioso, cultural e histórico y así sumarnos a la guerra de civilizaciones del lado de la Tradición y contra la modernidad?
     A esta cuestión trataremos de dar respuesta aunque nos queden más interrogantes que afirmaciones.
     Hay dos regiones en el mundo que constituían grandes imperios, el Islam y el Hispánico. Ambos fueron desintegrados por propia decadencia interna y por las agresiones del mundo moderno. El islámico está reaccionando, y eso lo vemos a diario, pero el hispanoamericano está dormido, y de lo que se trata es de despertarlo y reconstruir el Imperio, versión occidental del Califato en el Islam.
     El Imperio es una entidad de carácter espiritual intermediario entre el cielo y la tierra, es supranacional, no nacionalista. Agrupa nacionalidades, no estados-nación. Así era el Imperio Hispánico, una unidad superior, vinculada a una dimensión espiritual. Su destrucción lo despedazó en una veintena de republiquitas dominadas por el colonialismo anglosajón, la masonería y las oligarquías locales. Hoy se habla mucho de la unidad “latinoamericana” por boca de ideólogos de claro signo progresista y neomarxista, pero su propuesta es mentirosa puesto que no supera el marco económico, y a lo sumo no irá más allá de lo que intentan los europeos con su falso mensaje totalmente de orden material, económico y financiero.
     Hay están el Mercosur, la Unasur, la Celac, el Alba y otras entidades que pese a su demagogia antiimperialista lo que se busca en el fondo es integrarse al orden mundial de las finanzas y la usura. Todo esto es la negación de la idea de Imperio. El Imperio debe estar presidido por una idea espiritual que informe a todo el cuerpo social, y esto es precisamente lo que está ausente en todas las iniciativas de los gobiernos  hispanoamericanos y de la burocracia internacional que han creado.
     Ahora bien, si hablamos de una idea espiritual lo primero que viene a nuestra mente es la religión, y en nuestro caso hispanoamericano, el catolicismo. Pero es impresionante la caída de nivel a que ha llegado la Iglesia Católica, hasta un punto que ya es irrecuperable, totalmente compenetrada con el mundo moderno, propagandista de las grandes subversiones de la democracia y los derechos humanos, con una prédica pacifista y femínea y contraria a todo lo viril, heroico y guerrero.
     ¿Cuál debe ser pues la actitud del hombre que ha comprendido la existencia de una realidad sobrenatural y que sabe que lo que verdaderamente es vida viene después de la muerte, y que estamos en este mundo para lograrlo?
     La respuesta nos la da Julius Evola en “Orientaciones”. Allí nos dice: “Pero tal como están las cosas, es decir, dado el nivel mediocre y, en el fondo burgués y mezquino, al que ha descendido hoy prácticamente todo lo que es religión, para nuestros hombres podrá bastar la pura referencia al espíritu…para infundir fuerza a nuestra fuerza, para presentir que nuestra lucha no es solo una lucha política, para atraer una invisible consagración sobre un nuevo mundo de hombres y de jefes de hombres.”

San Carlos de Bariloche, 29 de junio del 2015.


JULIÁN  RAMÍREZ 

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