lunes, 26 de septiembre de 2016

RAMÍREZ: ACLARANDO LAS COSAS

ACLARANDO  LAS  COSAS
     

     Desde hace varios años que el Centro Evoliano de América - antes Centro de Estudios Evolianos- la publicación "El Fortín" - ahora electrónica -, la Agencia de Informaciones Kaliyuga y Radio Agencia Kaliyuga, vienen hablando de la tercera guerra mundial y de la guerra de civilizaciones.
     Ante la evidencia irrefutable de los hechos que a escala mundial se han venido sucediendo se han sumado otras voces que también han comenzado a referirse al tema de la tercera guerra mundial. Antes que  nada digamos el porqué de tercera guerra mundial. Las tres tienen características que las hacen destacarse de cualquier otro tipo de guerra. Para no remontarnos mucho en el tiempo digamos que en estas últimas etapas de la modernidad hubo muchos tipos de guerra por causas geopolíticas, raciales, económicas o por disputas fronterizas o por el control de recursos naturales, guerra de guerrillas o enfrentamientos parciales entre el capitalismo y el marxismo, sin que ninguna de ellas adquiriera el nivel de mundial. Lo que caracteriza a las guerras mundiales es que en ellas está presente el enfrentamiento entre el espíritu tradicional y el mundo moderno; entre la civilización de la Tradición y la civilización de la modernidad, encarando cada una de ellas principios metafísicos que superan todo lo contingente y accidental.
     En la primera guerra mundial ( 1914/19) se enfrentaron potencias que todavía conservaban aspectos tradicionales contra las que representaban a la modernidad. Entre las primeras los imperios austro-húngaro, alemán y otomano, entre las segundas las democracias occidentales como Gran Bretaña, Francia, Italia y EE.UU. Fué una excepción  Rusia que participó del lado de las democracias arrastrada por su paneslavismo y que lo pagó muy caro al caer en el comunismo. En resumidas cuentas destrucción de cuatro imperios tradicionales. A ello habría que agregarle la destrucción del imperio chino a partir de 1912 que finalmente lo condujo al comunismo a partir de 1949.
     En la segunda guerra mundial (1939-1945), las cosas fueron más claras: el enfrentamiento entre los fascismos que de alguna manera representaban contenidos tradicionales contra el mundo moderno, democrático, liberal y marxista.
     En la tercera guerra mundial en curso, comenzada con el derribo de las Torres Gemelas el 11-9-2001 se enfrentan el espíritu tradicional representado por el fundamentalismo islámico en sus distintas variantes, y el mundo moderno a través de una formidable coalición  de más de 60 países encabezada por los EE.UU. a los cuales hay que agregar Rusia y otros.
     El espacio de esta nota no nos permite desarrollar más el tema,pero basta lo dicho para demostrar la superficialidad de muchos publicistas modernos con sus teorías geopolíticas en torno al enfrentamiento entre potencias marítimas y potencias continentales. En la primera guerra mundial se enfrentaron entre sí potencias continentales - Alemania, Francia, Rusia - ; en la segunda se vuelven a enfrentar potencias continentales con el agregado que también lo hacen entre sí potencias marítimas como lo son EE.UU. y Japón.
     Ahora, en la tercera guerra, se unen toda clase de países, tanto marítimos como continentales, para enfrentar al fundamentalismo islámico. Todo lo material contra la única manifestación actual de Tradición espiritual y religiosa. El mundo moderno y sus defensores viven en la irrealidad, han perdido toda noción de la realidad superior y trascendente y sus horizontes no superan lo contingente, lo accidental, lo geográfico y lo estrictamente material. Para ellos todo es cuestión de misiles, de bombardeos, de petróleo, de conspiraciones, de posiciones geopolíticas y de personas que hacen en el mundo lo que quieren. No admiten que hay una realidad superior a toda consideración económica, histórica, geográfica, política y social.
     Uno de los personajes que últimamente se ha dado en hablar de que estamos en guerra es el Papa Francisco, y sus palabras lo falsean todo. En su viaje a Polonia dijo: "¿ Alguno piensa en la guerra de religión? Nó, todas las religiones quieren la paz..." Y agrega: " Quiero aclarar una cosa: cuando hablo de guerra hablo en serio de eso, pero no hablo de guerra de religión."
     El Papa conoce la historia de la iglesia y miente cuando dice que todas las religiones quieren la paz. La Iglesia Católica alentó y participó en muchas guerras; basta referirnos a las Cruzadas, a la formación de las órdenes de caballería medievales, a los enfrentamientos con el Sacro Imperio Romano Germánico, la participación de los Estados Pontificios en numerosos conflictos, en la guerra civil española, etc.
     Lo que pretende el Papa es negar que en la actualidad las guerras del fundamentalismo islámico son guerras religiosas y con esto  quitarle a la guerra santa musulmana toda inspiración y fundamento superior y  así rebajarla a un conflicto inferior al  cual hay que combatir como se combate a la delincuencia.    Le recomendamos a Francisco releer la obrita de San Benardo de Claraval "Elogio de la Nueva Milicia" dirigida a la Orden de los Templarios. Y cuando dijo que "cuando hablo de guerra hablo en serio de eso pero no hablo de guerra de religión" acá revela una tremenda ignorancia, o algo peor, porque las únicas guerras legítimas y auténticas son precisamente las guerras de religión, porque en ellas se lucha por lo trascendente y por lo que es más que la vida terrestre y en las cuales se puede descubrir lo heroico, lo viril y lo guerrero, o sea lo que está ausente del mundo moderno pacifista, femíneo y cobarde. 
San Carlos de Bariloche, 29 de agosto del 2016. 

JULIÁN  RAMÍREZ 

No hay comentarios: