miércoles, 23 de noviembre de 2016

RAMÍREZ: CUESTIONAMOS LA PRIMACÍA DE LA ECONOMÍA

CUESTIONAMOS  LA  PRIMACÍA  DE  LA  ECONOMÍA

     Una de las más tremendas degradaciones en que ha caído el mundo moderno es el economicismo. Las conversaciones sobre cuestiones económicas y financieras ocupan el mayor espacio en la sociedad. Los gobiernos no hablan de otra cosa y su principal accionar se remite a lo económico. Las reuniones internacionales versan casi siempre sobre temas económicos, lo mismo que las campañas electorales. Se considera que los problemas económico-sociales son los más importantes y a los que debe darse prioridad. El hombre común vive pendiente del dinero que tiene en su bolsillo. A través de los medios de comunicación se incentiva toda clase de consumos inútiles para los que pueden consumir; en los que no pueden consumir se produce una frustración por no poder hacerlo y una búsqueda desesperada por lograrlo, lo que incluso puede llegar a la delincuencia.
     Lenin había dicho: "La economía es nuestro destino". Y lo ha logrado, el capitalismo ha llevado hasta el final la profecía leninista, capitalismo y socialismo conducen a lo mismo, a la primacía de lo material por sobre toda otra actividad superior.
     Esto hace que diversas escuelas económicas discutan acerca de programas para ser aplicados en la sociedad. Como bien dice Julius Evola en una obra que recomendamos "Los hombres y las ruinas": "...no se trata de oponer una fórmula económica a otra, sino de cambiar fundamentalmente de actitud, de rechazar absolutamente las premisas materialistas...No es el valor de un determinado sistema económico, sino el de la economía lo que debe ser puesto en cuestionamiento..." (ob. cit.  pág. 85).
     Y lo vemos con claridad en el caso argentino que es el que mejor conocemos por ser nativos de este país. A través de nuestra más reciente historia vemos el enfrentamiento de distintas concepciones económicas ninguna de las cuales ha logrado una total hegemonía, en una lucha que dia a dia va precipitando al país en un creciente caos. Gobiernos oligarcas inclinados hacia el liberalismo, y gobiernos populistas inclinados hacia un intervencionismo estatal no exento de connotaciones marxistas. Pero no se podido quebrar este círculo de hierro, que a juzgar por la situación actual puede derivar en situaciones incontrolables.
     Toda esta primacía de la economía se ve totalmente favorecida por la democracia en la cual los votantes, totalmente dominados por el economicismo, votan conforme a su bolsillo sin importarles absolutamente nada toda otra problemática. Primacía de la economía y democracia van de consuno destruyendo toda posibilidad superadora.
     Desde el punto de vista tradicional la economía debe estar subordinada a la política y no al revés como ocurre en la modernidad, pero para ello se necesita al frente del estado un movimiento portador de principios tradicionales y superiores, jerárquicos y aristocráticos que no existe en la actualidad, y en donde, por el contrario, vemos pulular a la partidocracia prometiendo bienestar, igualdad y felicidad a masas a las cuales se les ha enseñado que el único destino del hombre es poseer y nó ser.  Es de sentido común que harían falta varios planetas tierra para que todos los habitantes del mundo pudieran alcanzar el nivel de vida de los países a los cuales se los llama desarrollados. Pero a los demagogos no les importa esto y continúan con sus falsas promesas.
     Con esto de ningún modo justificamos el actual dominio que las finanzas mundiales y la usura ejerzen sobre la economía mundial. El neoliberalismo ha llegado a la máxime expresión de perversión material que se haya conocido y no podemos sino calificarlo de diabólico, pero queremos dejar en claro que no es simplemente con medidas económicas que se lo puede destruir, sino por el contrario, es necesaria una actitud de signo contrario fundada en valores espirituales, metafísicos, religiosos y tradicionales. Y cuando hablamos de espiritualidad no nos referimos a algo que está navegando por los cielos, sino al espíritu que informa a lo material, actúa en la tierra y la somete trás duro combate. No compartimos el dicho evangélico de que "nuestro reino no es de esta tierra", sino por el contrario, aquí en la tierra debe comenzar el reino de los cielos y para ello son necesarios los guerreros santos.
     Aquí en la Argentina dos movimientos nacionalistas se han lanzado a convertirse en partidos políticos, aceptando la constitución, la legislación para la partidocracia , las elecciones y la democracia,y por supuesto el dominio espiritual de la Iglesia Católica. Están totalmente equivocados: el árbol nace torcido y no será posible enderezarlo. No podrán crecer con tanto veneno.

San Carlos de Bariloche, 31 de octubre del 2016.

JULIÁN  RAMÍREZ    


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