jueves, 24 de noviembre de 2016

RAMÍREZ: LA DESTRUCCIÓN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS POR EL ISLAM

LA DESTRUCCIÓN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS POR EL ISLAM




La destrucción de monumentos históricos por parte del Islam ha provocado diversas reacciones negativas por parte de personas que perteneciendo al mundo moderno consideran esto como una barbarie y un delesnable fanatismo y sectarismo.

Conforme al método tradicional vamos a ver qué ha sucedido en la historia en otras ocasiones cuando fuerzas tradicionales se enfrentaron con corrientes que representaban lo inferior y lo caótico.

En el libro "LaTradición Romana" de Julius Evola leemos el trato que la Roma Tradicional dió a los etruscos que representaban una fuerza telúrica, lunar, ajena totalmente al espíritu solar y heroico de los romanos de esa época. Y citemos las palabras del gran maestro de la Tradición: " ...se piense en la singular violencia con la cual Roma destruyó los templos de la anterior civilización, sobre todo etrusca, muchas veces hasta el límite de borrar casi todo rastro de la misma, de sus tradiciones y de su misma lengua." ( págs. 75 y sigts.).

Y lo mismo sucedió con Cartago que era una clara manifestación de cultura telúrica, lunar y mercantilista: la ciudad fué arrasada y su tierra convertida en estéril. Y así sucedió con otras potencias enemigas de Roma como fué el caso del Egipto de Cleopatra con su cultura afrodítica y asiatizante. Y vayamos al fondo de la cuestión, a su esencia, a lo que estaba en juego: se enfrentaban dos concepciones opuestas del mundo y de la vida, irreconciliables y antitéticas, una lucha de orden metafísico aunque sus actores no estén totalmente conscientes de ello. Roma era portadora de la concepción tradicional, indoeuropea, solar, supranatural, heroica y trascendente del orden cósmico; sus enemigos eran todo lo contrario: representaban lo inferior, el caos, lo obscuro, lo inferior, y ya apuntaba en ellos la modernidad. Eran dos distintas actitudes frente al mundo y la vida: una de las dos tenía que triunfar sobre la otra, y triunfó Roma.

Y volvamos ahora al presente. En esta tercera guerra mundial también se enfrentan dos concepciones opuestas del mundo y de la vida: La tradicional que se expresa a través del fundamentalismo islámico, y la moderna a través de todos sus enemigos, que han caído en la negación absoluta de todo lo superior, basándose su lucha en el descomunal poder material y militar que poseen y gobernando el mundo con parias de varios ropajes.

Los fundamentalistas islámicos se encuentran con monumentos que no son una simple manifestación de arte abstracto o de belleza arquitectónica para que gozen de ellos los estetizantes e intelectualoides. Muchos de esos monumentos están expresando en su lenguaje mudo una concepción del mundo y de la vida que en la actualidad es letra muerta y vacía de todo contenido superior, y están apuntalando a los partidarios del mundo moderno y a los diversos imperialismos que intentan destruir a la única manifestación de Tradición que hoy es visible en el mundo.

Destruir esos monumentos es pués un aspecto de la lucha total contra el mundo moderno, ya no representan nada que vincule al hombre con lo sobrenatural y solo sirven para que historiadores y arqueólogos de base puramente materialista funden en ellos sus elucubraciones ajenas a toda dimensión espiritual.

La segunda parte de este proceso también nos la brinda la Roma tradicional. Cuando triunfó el Imperio y sus enemigos ya no constituyeron ningún peligro y fueron totalmente derrotados, Roma fue generosa y permitió que los dioses de esos pueblos fueran acogidos en el Panteón Romano sobordinados, claro está, a la dimensión sobrenatural y superior del Imperio. Fue la "pax" romana, verdadera manifestación de lo que ahora llamamos "la unidad trascendente de las religiones". El Imperio sagrado fue su cumbre por sobre todas la religiones.

Esta es la parte más difícil que le resta al Islam si alcanza la victoria.



San Carlos de Bariloche, 3 de octubre del 2016.



JULIÁN RAMÍREZ
















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